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Hay lugares en los que, cuando uno llega, siente que se para el tiempo. ‘Mas Fontanelles’ es uno de ellos. Quizá sea su entorno privilegiado, muy cerca de dos parques naturales de gran valor como el Maigmó y la Font Roja. Quizá también tengan mucho que ver la quietud, la calma y el silencio que se respiran en esta casona. O quizá sea la hospitalidad amable pero respetuosa de Isabel Aracil y Roberto Medoro, la pareja que lleva ya más de dos décadas gestionando este alojamiento rural de nueve habitaciones. Sea lo que sea, este hotel es una oda a la vida tranquila.
Aquí el día comienza al amanecer. No hay tiempo que perder y, a la vez, todo el del mundo. ¿Te apetece un paseo? Muy cerca de ‘Mas Fontanelles’ salen dos senderos oficiales de pequeño recorrido, a los que hay que sumar los caminos que los oriundos de la zona han ido trazando durante siglos. Y, como no es alta montaña, también puedes venir aquí en invierno. Una curiosidad: puede que por estas carreteras te cruces con ciclistas de equipos europeos, ya que las utilizan en los meses más fríos para sus entrenamientos. La explicación es sencilla: aquí brilla el sol y en sus países de origen no.
Después de una ruta tempranera -o de remolonear en la cama-, nada mejor que un desayuno con bizcocho casero, pan, aceite, mantequilla, mermeladas hechas por ellos mismos -de ciruela, higos o melocotón, en función de la época del año-, frutas, embutido, queso o tomate. En el hotel todo es sencillo, sin pretensiones, pero tan acogedor como si fueras el invitado en casa de Isabel y Roberto.
La decoración de ‘Mas Fontanelles’ es una miscelánea de objetos y mobiliario rústico de España y de Francia: algunos los tenían ellos en casa, otros eran de los abuelos de Isabel, los sofás o los cabeceros de las camas son antiguos pero retapizados. Cada habitación es diferente y tiene su personalidad propia, gracias a sus majestuosas cortinas, al menaje de maderas nobles o a la bucólica ropa de cama.
Y, cuando salgas de la habitación, te atrapará su sala de lectura, en la primera planta, que funciona como descansillo de las habitaciones, o el salón, presidido por una chimenea que te abraza en las noches más frías. En su sala multiusos, que antiguamente era la bodega, en ocasiones se imparten clases de yoga, ya que a menudo acogen retiros, así como talleres de acuarela, pintura o grabado o actividades para niños, ya que el alojamiento también está enfocado para un turismo muy familiar.
En su patio, al que se llega atravesando un pequeño jardín a través del cual podemos ver pasar lentamente las estaciones, tienen una piscina de 6x12 metros que usan sólo durante los tres meses de verano. El edificio está a 700 metros de altitud y se nota con especial rigor el cambio de clima y por las noches refresca, también durante el estío cuando, por cierto, celebran veladas con música en directo o cenas temáticas con un crítico de arte. Si lo que te apetece es ver el mar y darte un chapuzón, las playas más cercanas son las de El Campello o San Juan. Otro plan muy apetecible es acercarse a Villena, que esconde varios tesoros culturales y gastronómicos.
Esta joya llamada ‘Mas Fontanelles’ tiene su propia historia, porque no siempre fue un hotel rural. Todo comenzó como empiezan tantas historias de urbanitas que un día deciden irse, o volver, al campo. La madrileña Isabel Aracil y el veneciano Roberto Medoro vivían en Madrid, pero iban mucho con amigos a pasear a la montaña, a la sierra madrileña. “Un día de 1998 se nos ocurrió que podíamos montar una casa rural, pero cerca de la capital era difícil encontrar algo porque ya había mucha gente buscando para emprender proyectos similares en Guadalajara, Segovia, Ávila o Madrid”.
¿Cómo aterrizaron en Biar? “El padre de Isabel, que por cierto, ha sido el arquitecto de la reforma, nos habló de una casa que tenía una tía suya cerrada y abandonada desde hacía muchos años. Era una masía, esta, en la que antes vivía la familia, donde incluso se cultivaba la huerta y los viñedos”. Superando bastantes obstáculos, consiguieron comprarla a plazos y se embarcaron en esta aventura. Desde entonces, han pasado ya más de dos décadas. Vinieron a la zona en el año 2000, cuando comenzó la obra, que terminó en el verano de 2001, cuando abrieron ‘Mas Fontanelles’ con la celebración de una boda para 200 personas. “Ahora organizamos eventos, pero más pequeños”, nos aclaran.
El proceso no fue fácil. “Desconocemos mucho la burocracia, cuando emprendes piensas que vas a tener facilidades por el hecho de recuperar patrimonio histórico, una casona de más de dos siglos como esta, pero hemos pasado por periodos de muchas dudas y crisis”. Tras 22 años, el hotel rural sigue funcionando y recibiendo huéspedes de todas las partes del mundo que, buscando un remanso de paz alejado del mundanal ruido, encuentran un hogar rural.
‘MAS FONTELLES’ - CV-804, Biar. Alicante. Telf. 639 70 79 24/686 42 61 26.
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