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Cuando la filoxera asoló prácticamente toda la provincia de Málaga a finales del siglo XIX, los tradicionales valles de viñedos se transformaron en olivares infinitos. Muchos bancales de zonas montañosas quedaron en desuso y las parras se sustituyeron por olivos. Desde entonces, el árbol de la aceituna domina el paisaje rural malagueño, pero hay un rincón en el que se mezcla con encinas y huertas y se le trata con alfombra roja. Es 'LA Organic', un proyecto que conjuga la experiencia en la naturaleza con el descanso y donde aceite tiene el máximo protagonismo. Tod ello, bajo la filosofía del diseñador y arquitecto parisino Philippe Starck, socio de lujo de esta iniciativa.
Ubicada a dos kilómetros de Ronda y con vistas al Parque Natural Sierra de Grazalema, la finca que acoge a 'LA Organic' tiene 16 hectáreas. En ellas conviven tres tipos de cultivos de olivos –tradicional, intensivo y súper intensivo– y diez tipos de aceitunas "que permiten ampliar al máximo el periodo de recogida y, así, poder ofrecer durante más tiempo algunas experiencias", cuenta Santiago Muguiro, uno de los responsables del proyecto dividido en dos partes.
La primera, un gran invernadero que sirve de centro de visitantes donde iniciar y finalizar las rutas de oleoturismo. La segunda, un antiguo cortijo del siglo XIX rehabilitado en el que se ofertan cuatro preciosas habitaciones. Habrá una tercera parte, que aún está por llegar. Será El Toro, un museo almazara que pondrá la guinda de un pastel con firma de Starck. "Voy a hacer en Ronda el objeto más increíble de mi vida", decía en 2017 cuando visitó la Costa del Sol para inaugurar una exposición con 4.000 bocetos y parte de su trabajo en el campo del diseño en el Centre Pompidou Málaga.
Contaba entonces el peculiar artista francés que su visita a la ciudad de El Tajo había supuesto una experiencia vital. "Cuando conocí Ronda sentí un shock porque es uno de los lugares más poderosos del mundo", afirmó. Es la misma fuerza que se aprecia paseando por unos terrenos donde el sol golpea fuerte en verano y, a cambio, regala atardeceres únicos. Inaugurado con pies de plomo y poca publicidad durante la primavera de 2019, este recinto dedicado al aceite y su alojamiento hermano han estrenado en 2020 la primera temporada en la que esperan darse a conocer.
Las habitaciones tienen ya gran demanda entre el turismo extranjero. Y los espacios abiertos se buscan para celebrar almuerzos o bodas. Muchos grupos llegan con ganas de descubrir los secretos del aceite. "Es un lugar que se adapta a todo tipo de propuestas", cuenta Muguiro. Para empezar, de hecho, basta entender que el aparcamiento es una gran sala de exposiciones al aire libre con ocho enormes fotografías que tienen al olivo como protagonista. Sus autores son tan variados como el exsecretario de Estado –y ahora fotógrafo– Pío Cabanillas a la influencer Vanessa von Ziztewitz.
La experiencia base en 'LA Organic' supone realizar un paseo de dos kilómetros, en alrededor de una hora, por los diferentes espacios de la finca. Un sendero marcado por pequeños cipreses y aromáticas lavandas guía el recorrido que atraviesa bonitos olivares, pequeños bosques de encinas centenarias y una alameda de árboles frutales. Varios huertos ecológicos en terrazas regados con un antiguo sistema de acequias ven crecer acelgas, cebollas, pimientos, tomates, apio, fresas o alcachofas. Por el camino hay seis sorpresas en forma de seis obras de arte de Starck. También un pozo de origen árabe rehabilitado, una ermita y una era recuperada. Tras el paseo, una cata de las cuatro familias de aceites producidos en la finca con un rico pan artesano pone el cierre junto a un aperitivo con productos locales.
Otras opciones a lo largo del año –especialmente de primavera a otoño– son un pícnic entre olivos, almuerzos ecológicos en el que se recogen las verduras y frutas y luego se cocina con ellas, celebraciones como bodas o conciertos de música flamenca más cena que se organizan durante las tardes de verano. "Ver caer el sol en esos momentos es increíble", afirma Muguiro mientras señala unos antiguos bancales donde han plantado un millar de cepas de las variedades pinot noir y petit verdot, uvas de las que saldrá un vino firmado por el enólogo Michel Roland. Entre octubre y febrero, además, se puede participar en una actividad en la que se recoge la aceituna con capazos de esparto para finalmente pasar el fruto por la tolva y obtener el líquido fresco para llevárselo a casa.
En uno de los extremos de la finca, e independiente al recorrido turístico, se levanta el 'Hotel Cortijo LA Organic', un alojamiento con cuatro habitaciones que cuenta con diez hectáreas de terreno exclusivas. El coqueto edificio conjuga el exterior de un inmueble tradicional andaluz con el interior de un diseño industrial y contemporáneo elaborado por el estudio de arquitectura de Philippe Starck. El toro, su ojo y sus cuernos son elementos que de una manera más directa –pero también sutil– son el hilo conductor de una planta baja dibujada como un loft y dominada por la madera, el metal y el barro.
La madera rodea a una imponente chimenea, pero también da vida a dos enormes mesas que pueden compartir los inquilinos. El hierro es el protagonista de una enorme estantería en la que descansan más de un millar de libros, pero también de una escalera de caracol y acabado crudo que asciende hacia dos de las habitaciones. El tercer piso sirve para pisarlo, con formas cuadradas de lozas que aportan el tono rústico a la estancia. Con espacios bien separados, tanto para leer, ver la televisión o el comedor, también hay hueco para una gran cocina con isla donde, por supuesto, hay aceite de la casa. Allí aparece uno de los objetos icónicos de Starck: el exprimidor con forma de calamar (o cohete intergaláctico) denominado Juicy Salif.
Tres de las habitaciones están en la planta alta, mientras que la cuarta funciona como apartamento en un extremo del edificio. Todas son funcionales, minimalistas, juguetean con los espejos y su atmósfera induce al relax. Sus nombres vuelven al aceite: Picual, Arbequina, Oliana y Hojiblanca. Cuentan con terrazas panorámicas cuyas vistas todos querríamos para nuestras ventanas. Sus precios varían entre los 330 y 440 euros por dos noches –el mínimo exigido– en régimen de media pensión. Para completar las necesidades gastronómicas, Ronda está llena de posibilidades. Desde un exquisito recorrido por sus bares de tapas hasta la ocasión de disfrutar de la cocina de Benito Gómez en 'Bardal' (2 Soles Guía Repsol).
En un rincón cercano se esconde uno de los espacios más atractivos, la antigua alberca de la finca convertida en piscina. Un área pequeña y sencilla donde pasar horas olvidándose del mundo mientras los buitres leonados sobrevuelan el horizonte. La sombra de un olivo ayuda a descansar del sol e incluso anima a acomodarse en la hamaca y cerrar los ojos en una siesta sin despertador y aroma a aceite de oliva. Aquí las prisas desaparecen, como el mundo. Ya tocará volver.