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A pesar de su inquietante existencia, la bondad también puede ser virtud en un fantasma, tal y como han narrado decenas de historias excéntricas. Algo así cuentan quienes han sentido las caricias de La Dama, el espíritu que, según aseguran algunos clientes o trabajadores, sigue rondando las estancias del Parador de Oropesa.
Al parecer, este espectro gusta de hacerse notar mediante una luz blanca que emula ropajes de época medieval, algo muy propio de un hotel constituido por dos castillos pertenecientes a diferentes épocas en los que los límites están difusos. Todo un atractivo añadido a una escapada de Halloween especial, ya que durante la festividad de Todos los Santos la localidad se convierte en destino predilecto para los amantes de lo misterioso.
Como si de una ventana a lo sobrenatural se tratase reposa el cuadro de Carlos I, Principe de Viana, en el salón principal del Parador de Olite. Con el rostro torturado, se dice que es desde donde parte el espíritu que recorre los pasillos del castillo, aunque no es el único de su linaje que aún permanece intramuros. Su abuelo, Carlos el Noble, también ronda el espacio montado a lomos de su león Marzot, al igual que su hija, doña Blanca, madre del príncipe, cuyo espectro quedó narrado bajo la pluma de Gustavo Adolfo Bécquer.
Unos ilustres fantasmas en una villa íntimamente ligada a los misterios de lo oculto durante siglos, ya que en Olite, como en otros territorios vascos y navarros, la flor de Eguzkilore puede verse decorando y protegiendo decenas de casas. Estas flores no son más que ahuyentadoras de las lamias, unos seres de la mitología vasca a los que se les atribuye el poder de las brujas, una condición por la que muchas mujeres fueron ajusticiadas por la Inquisición y condenadas a la hoguera, muchas en la cercana Zugarramurdi. No es de extrañar que sus espíritus puedan seguir rondando las calles del pueblo buscando resarcir su triste destino.
El Castillo de Santa Catalina es uno de los espacios más relacionados con los fenómenos paranormales de toda la provincia de Jaén. Ubicado en lo alto del cerro homónimo, sus pasillos, salones y habitaciones -en especial la 22 y 23- llevan años como lugar predilecto para el deambular de sus fantasmas, o al menos eso relatan muchos de los huéspedes que aquí se han alojado. De hecho, uno de ellos llegó incluso a presentar una reclamación alegando que un espectro se había pasado toda la noche llamando a su puerta.
No son pocos, tampoco, los empleados del Parador de Jaén que afirman haber vivido alguna experiencia extrasensorial, haciendo que las labores cotidianas del hotel se conviertan en una misión en la que el valor es imprescindible. Con fantasmas o sin ellos, lo cierto es que la tragedia está ligada al inmueble, ya que dos historias de amor fueron segadas violentamente en este espacio hace siglos. Quien sabe si, después de tanto tiempo, esas ánimas aún vagan por el castillo queriendo vengarse de sus agresores.
Objeto de culto por parte de quienes se entusiasman con el misterio y espacio a evitar por los trabajadores, la habitación 712 del Parador de Cardona permanece siempre cerrada a no ser por deseo del cliente. Los testimonios que aseguran haber encontrado muebles fuera de su posición original o grifos abiertos han creado la fama de este lugar. La razón podría datar del siglo XI, cuando una cristiana fue encerrada en la torre Minyona por haberse enamorado de un musulmán y murí, según la leyenda, de pena. Una pena que aún recorre las estancias de este castillo y que a más de un huésped ha dado algún disgusto.
¿Te atreves a alojarte en uno de estos Paradores de España en la noche más terrorífica del año?