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Hubo un tiempo en Ávila en el que las casas más cercanas a la muralla se transformaron en palacios. Era el siglo XVI y varios edificios se adosaron al recinto amurallado para servir como segundo sistema defensivo y ayudar a su mantenimiento. El Palacio Sofraga fue uno de ellos. “Aquí vivió la familia Del Águila, nobles de notable influencia en Castilla durante la Edad Media, que recibieron la tarea de defender la puerta de San Vicente y este tramo oriental de la muralla", cuenta Ismael Salgueiro, director y enamorado confeso de este exquisito hotel abierto hace tres años.
La recepción se encuentra en la primera planta. Íntima y acogedora, da acceso a un amplio pasillo de blancas paredes con iluminación LED donde se distribuyen parte de sus 27 habitaciones. Al fondo, la primera sorpresa: los muros de sillería de la muralla hacen su presencia cautivando a todo el que la mira, recordando con su imponente altura reforzada con grandes vigas de madera que la primera en llegar allí, ya en el siglo XII, fue ella.
“El estilo decorativo del hotel ha sabido integrar muy bien el pasado con el presente”, cuenta Ismael, que encargó el proyecto de interiorismo al estudio Requena y Plaza. La piedra de la muralla, los ladrillos castellanos, los blasones y artesonados de madera o las antiguas balconadas -unas convertidas en puertas correderas y otras decorando la sala del desayuno- marcan su protagonismo en espacios y pasillos donde el mobiliario y los textiles juegan con tonos naturales, luminosos y atemporales.
Merece la pena olvidarse del ascensor y subir a la segunda planta del palacio por la escalera pegada a los muros de granito, ladrillo, mortero y cal de la fortificación. “Fijaros bien en las vigas de hierro que refuerzan este antiguo artesonado, se ve claramente la curvatura de los techos del palacio”, desvela Ismael en la sala del Águila, donde sirven un variado y rico desayuno a la carta -"de productos artesanos y de cercanía"- por 17 euros.
"El hotel ha mantenido todo lo posible los elementos originales del palacio, esa estructura principal que se rehabilitó a finales del siglo XIX y que hoy se refuerza por motivos de seguridad con hierros y vigas de madera, tratadas y envejecidas", explica. En cuanto a las estancias, no hay una igual a otra. "A pesar de que comparten el mismo mobiliario, cada una tiene una distribución diferente y los espacios cambian según en qué lado del palacio estés”, prosigue el director gallego -de Burela- que lleva ya una década asentado en Ávila.
La muralla de Ávila no sólo tiene presencia en los pasilllos, sino que también se cuela en los baños de este hotel 4*SUP, donde la piedra irregular destaca enmarcada por el brillante mármol blanco. En estancias, como la Suite o Suite Presidencial, ocupa paredes enteras -en algunas muy impresionantes-, donde comparten espacio con inmensas camas de 2x2 metros, armarios abiertos, Smart TV´s de 43 pulgadas, o bañeras de diseño integradas en el dormitorio. De nuevo pasado y presente se dan la mano.
La ubicación de este palacio de estilo renacentista en pleno casco histórico de la ciudad es otra gozada. Basta asomarse por cualquiera de sus ventanas para ver la monumentalidad de Ávila, sus iglesias -como la de San Miguel o la de San Andrés- o las propias torres de la muralla donde los turistas pasean y posan ajenos a nuestras miradas ante las cámaras de sus móviles. La Catedral de Cristo Salvador, imprescindible, se encuentra a cuatro minutos caminando.
“El hotel nació para dar apoyo a un proyecto gastronómico que arrancó en 2015”, cuenta Ismael, cruzando el jardín del siglo XIX, donde dos cedros centenarios parecen vigías ante la fachada coral del palacio. Hay mucho ambiente, un inesperado sol de otoño anima a la gente a salir a la terraza y tomarse un vino o una cerveza. “Somos un punto de encuentro para muchos abulenses”, celebra el director, que asegura que siempre hay gente en el gastrobar o en el restaurante, situado dentro de un antiguo patio acristalado donde también la Muralla de Ávila marca su impronta.
La carta de Sofraga habla de tradición y producto de cercanía, de esas judías de riñón de Barco de Ávila con matanza que sirven con seta de cardo; de las patatas revolconas con torreznos de Soria; o de las mollejas de cordero lechal salteadas con ajos tiernos. También habla de los quesos barraqueños y de La Adrada con confitura artesana y membrillo de Santa Teresa, o de esos ibéricos que se crían en la tierra. Su turrón de foie con frambuesas es todo un hit que anima a degustar el director.
El alicantino Daniel Castellanos lleva cinco años frente a los fogones de este restaurante que también sorprende por sus arroces -a banda y de calasparra- y por sus platos de pescado -de Pescaderías Coruñesas o Percebeiros-, como las kokotxas de bacalao al pil pil con patatinos confitados al romero y huevo poché; o el tartar de atún rojo a la francesa con tostas de aceite.
En carnes, son tentadoras la paletilla de cordero lechal de Castilla y León, el cochinillo lechal asado y los chuletones a la brasa: de ternera avileña o de vaca gallega madurada durante 60 días. “Trabajamos con Sabroter (de Fontiveros) y sólo con vacas hembras, cuya carne es mucho más tierna”, comenta Ismael, que también anuncia un menú del día de 23 euros que tiene ya club de fans entre los locales.
Tras la comida, el paseo por el hotel depara nuevas sorpresas, como las antiguas caballerizas que hoy custodian los baños de la planta inferior donde celebran los eventos, o los nuevos tramos de muralla que te recuerdan el lujo de dormir pegado al recinto amurallado medieval mejor conservado de Europa.
'SOFRAGA PALACIO'. C. de López Núñez, 1. Ávila. Tel. 920 25 40 80