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"Todo lo que el poeta y el pintor pueden soñar, la naturaleza lo ha creado en este lugar". Así se expresaba Aurora Dudevant, nombre real de la poetisa George Sand, al referirse a Valldemossa. Sand llegó a Mallorca en el invierno de 1838, acompañaba a su amor, el reconocido pianista Federico Chopin.
Chopin y George Sand se hospedaron en dos modestas estancias de la Real Cartuja de Valldemossa, un antiguo monasterio del siglo XIV reformado al estilo neoclásico. Desde aquí disfrutaron, en palabras del músico, del "más hermoso lugar del mundo". Hoy, podemos conocer en persona la celda número 4, donde se alojaba el artista, así como la sala donde instaló el piano que ordenó traer desde Polonia.
En nuestra visita, debemos aprovechar para conocer el resto de este conjunto monumental, rodeado de espectaculares jardines, que incluye también claustro, iglesia, el Palacio del Rey Sancho, el museo municipal y los salones (que actualmente pueden reservarse para organizar cócteles, reuniones o cenas privadas).
Y si lo que queremos es difrutar de la música clásica, nada mejor que visitar este lugar en el mes de agosto, cuando se celebra el Festival Internacional de Chopin de Valldemossa.
Como ya no hay alojamiento en la Real Cartuja, que fue desamortizada en 1835, la mejor opción para vivir en primera persona lo que sintieron Federico Chopin y George Sand en este lugar es el Hotel Valldemosa. Aquí podemos comprobar que Chopin no faltó a la verdad.
El hotel está situado en el centro del valle, elevado sobre un montículo desde donde se disfruta de la vista de la sierra de Tramuntana, de la Cartuja y de la bahía de Palma de Mallorca, un espectáculo por sí solo. El edificio se encuentra en medio de una finca de olivos y tiene todas las comodidades que en su día no pudo disfrutar el enfermo músico. Las habitaciones responden a los nombres de Frederic Chopin, George Sand, Miguel de Unamuno o Rubén Darío y disponen de terraza privada, por lo que disponemos de unas espectaculares vistas.
La dirección del establecimiento, conocedora del romanticismo que buscan muchos de sus huéspedes, nos ofrece una serie de detalles para hacer todavía más agradable la estancia, como una copa de bienvenida, cena a la luz de la velas o tratamientos de relajación y belleza, todo en la misma habitación. En el exterior, además, nos esperan otras propuestas como el spa con piscina interior, la sauna y el jacuzzi, o simplemente pasear por la huerta y el área de árboles frutales del hotel.
La gastronomía aquí también está a la altura de las circunstancias. El restaurante Valldemossa (Ctra. Vieja de Valldemossa s/n; 971 612 626) es uno de los mejores de Mallorca. Tiene un ambiente agradable y relajado y, lo más importante, delicias como el suquet de rape con almejas y pistachos. Otra propuesta muy interesante la encontramos yendo en dirección a Deià, en el restaurante Ca'n Costa (Ctra. Deià km 2.5; 971 612 263), que ocupa una almazara en plena sierra. Aquí podemos deleitarnos con una reconfortante sopa mallorquina, a base de verduras y hortalizas.