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Paradores de Turismo

Manzanares, el Parador de los mil destinos

Actualizado: 29/04/2015

Si nos alojamos en el Parador de Manzanares, en Ciudad Real, tendremos ante nosotros una dura decisión ¿Daimiel o Ruidera? Y es que este hotel, ubicado en una clásica finca manchega, está situado entre dos de los parques naturales más bellos de España. Esta irresistible oferta naturalista no es el único atractivo de su localización; Manzanares tiene también una posición estratégica para visitar algunos de los pueblos castellanos con más encanto como Almagro, Valdepeñas o El Toboso. Un sinfín de destinos para recorrer como lo hiciera Don Quijote.
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Los jardines son los grandes protagonistas del Parador de Manzanares y los que nos reciben a nuestra llegada. Emplazado en una finca rústica al más puro estilo manchego, el hotel está rodeado de árboles, arbustos y plantas, que no sólo pintan de verde todo su entorno sino que además son el complemento perfecto para su magnífica piscina.

Se trata de uno de los alojamientos más austeros de la red de Paradores de Turismo, con tres estrellas. Sin embargo, como huéspedes no echaremos de menos ni un ápice de la garantía de calidad que siempre supone alojarse en un Parador. Uno de sus principales atractivos es la cuidada decoración, con mobiliario de madera, lámparas con apliques de forja, sillas de cuero y cuadros con escenas campestres que hacen el espacio realmente acogedor. Aunque la finca tiene acceso directo desde la autovía de Andalucía, la insonorización de todas sus estancias es perfecta, por lo que la tranquilidad está garantizada.

Parador de Manzanares.
Parador de Manzanares.

Sabor a tradición

Como no podía ser menos en una tierra con tan buenas viandas, el Parador de Manzanares nos guarda una suculenta sorpresa, su restaurante Azafrán. Será difícil resistirnos a unas migas ruleras o unas gachas tradicionales. ¿Y los Duelos y Quebrantos? Nunca la combinación de huevos, chorizo y tocino nos sabrá tan bien. Además, el Tiznao de bacalao y la Caldereta Manchega son otras de las especialidades de este restaurante que nos dejarán muy buen sabor de boca.

El enclave ideal para recorrer La Mancha, donde se forjó la historia de Don Quijote

Mucho por conocer

A falta de Rocinante, lo más recomendable para ir al Parador de Manzanares es el coche, ya que este hotel manchego está rodeado de destinos interesantes. Como primera opción cerca de Manzanares podemos recorrer algunos de los pueblos de su entorno, verdaderos iconos de Castilla la Mancha. Almagro, por supuesto, es una parada obligada. Cuna del corral de comedias, la ciudad guarda además el encanto de ser tierra de leyendas de monjes guerreros y caballeros. Si la visitamos en verano, tendremos la suerte de poder asistir a una de las representaciones de su famoso Festival Internacional del Teatro Clásico. Prácticamente a la misma distancia de Manzanares encontramos Valdepeñas, donde el vino es el gran protagonista. Además de visitar su Museo Vinícola, es imprescindible ver su plaza de toros, construida a finales del siglo XIX. Un poco más alejado del Parador tenemos El Toboso, patria de Dulcinea, a quien tanto amó Don Quijote y que alberga, entre otros edificios dedicados al hidalgo, la casa-Museo de Dulcinea.

La segunda propuesta que tenemos para conocer partiendo desde el Parador es una auténtica delicia para los amantes de la naturaleza y las aves en especial, porque Manzanares se encuentra equidistante a dos de los grandes espacios naturales de La Mancha. El primero de ellos es el Parque Nacional de las Tablas de Daimiel, un humedal único en Europa que nace del desbordamiento de los ríos Guadiana y Gigüela y en el que las aves encuentran un lugar idóneo para descansar en sus migraciones. No menos espectacular es el Parque Natural de las Lagunas de Ruidera, especialmente en primavera cuando la gran acumulación de agua genera pequeñas cascadas y torrentes naturales que se deslizan a lo largo de sus dieciséis lagunas.