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Con más de 300 días de sol al año y 130 kilómetros de vías ciclistas, no pedalear en Valencia es como no esquiar en Andorra: un desperdicio. Y más desde que abrió en 2012 Bed & Bike Valencia, un alojamiento donde las bicis, además de alquilarse por muy poco (desde 5 euros al día), campan a sus anchas por todas partes: pintadas, fotografiadas e incluso recicladas como pies de mesa. Son 15 modernos apartamentos situados en un edificio del siglo XVIII en pleno barrio del Carmen, muy cerca del kilométrico jardín del Turia, donde se puede pedalear desde el Bioparc hasta la Ciudad de las Artes y las Ciencias, pasando por el IVAM.
El barcelonés Grand Hotel Central tiene un piscina infinita y panorámica en la azotea que no invita a salir del establecimiento pero, por si acaso, hay en la puerta unas bicis eléctricas muy modernas de la empresa We Barcelona. Además de alquilarlas, ofrece rutas guiadas, a secas o combinadas con catas de vinos, vela o paddle surf. Otro hotel de la cadena Único, el Miró, cuenta también con bicis con mucho estilo, las de Tourné, y rutas guiadas que incluyen pintxo y pote, como Bilbao manda. Después, un baño y un masajito en la zona wellness para recuperar fuerzas.
Mallorca es el paraíso de los ciclistas europeos, al que acuden equipos profesionales como el Sky de Froome y Wiggins, y un pelotón inmenso de aficionados atraídos por el clima y el paisaje, sí, pero también por hoteles como el palmesano Barceló Pueblo Park. Tiene taller, bicis de alquiler, almacén-bodega, zona de lavado y tienda. Hay menús especiales e incluso cámaras de hipoxia para aumentar los glóbulos rojos. No es de extrañar que, en ciertas épocas, el 75% de los clientes sean cicloturistas. Para el novato, el carril-bici que bordea el paseo marítimo de Palma, desde Porto Pi hasta Coll d’en Rabassa, ya es una buena pedalada de 15 kilómetros. Incluido en el sello Bikefriendly.
Lo elegante no quita lo práctico y, quienes se alojan en el selecto NH Palacio de Avilés, que ocupa un noble edificio barroco del siglo XVII, agradecen poder usar gratuitamente las bicis eléctricas que hay en la puerta. Podemos hacer uso de ellas para ir a la playa de Salinas, que se encuentra a cinco kilómetros de distancia. Para visitar el Centro Niemeyer, que está a sólo tres minutos, no hacen falta, pero uno queda con ellas muy moderno y a tono. Otra docena de hoteles de la cadena NH disponen de bicis eléctricas (aunque de pago) en Barcelona, Valencia, Bilbao y Madrid. Las del NH Ribera del Manzanares son perfectas para recorrer los seis kilómetros del parque fluvial Madrid Río.
El RH Bayren Hotel & Spa no sólo tiene taller, zona de lavado y guarda-bicis, sino que proporciona los tracks para GPS de 30 rutas (todas con salida y llegada al hotel), menús ricos en carbohidratos y asesoramiento sobre mecánica, customización de la bicicleta y nutrición deportiva. El carril-bici que recorre la inmensa playa de Gandía y la vía verde de la Safor (7 kilómetros hasta Oliva) son dos placeres obligados. Después, para relajar músculos, hay spa, piscinas y chiringuito en la playa. Incluido en el sello Bikefriendly, en la categoría Special Seven, la máxima que reconoce el club.
En el hotel Bed4U son unos fanáticos del ciclismo. Tanto, que patrocinan al equipo navarro Caja Rural, cuya presencia es habitual en el establecimiento. Después de un desayuno sano y potente (tortilla de patata, bollería recién horneada, fruta fresca, zumo natural de naranja…), siempre se puede coger una bicicleta del hotel e irse a explorar la ciudad siguiendo más de 90 kilómetros de carriles y aceras prioritarias (muy recomendable, el cinturón verde que rodea la Ciudadela). La bici es gratis, como la sauna, el gimnasio, el aparcamiento, el wifi, los iPad…
Pedalear por el renovado frente marítimo, entre grandes cruceros y arquitecturas contemporáneas, o por el casco histórico, asomándose a ruinas púnicas y romanas y a 75 bares de tapas. Son sólo dos de los de las grandes felicidades que depara Cartagena, cuyo empeño en ganar espacios para peatones y ciclistas ha sido reconocido con el Premio Ciudad Sostenible. Otro premio, éste para los ciclistas, es el hotel Carlos III, que dispone de taller, zona de lavado y guarda-bicis, y también ofrece servicios de picnic y transporte de equipaje. Además, a dos pedaladas de la ciudad murciana hay unos paisajes mineros, unas fortalezas defensivas al filo de los acantilados y unas playas salvajes que dejan sin aliento. Incluido en el sello Bikefriendly.
El Parador de Vilalba siempre presumió de arquitectura singular, pues ocupa la única torre octogonal de Galicia, que perteneció al castillo de los Andrade. Ahora además, presume de ser el primer hotel bikefriendly de la red de Paradores, con taller y todo lo demás, lo cual agradecen especialmente los peregrinos que hacen el Camino del Norte en bicicleta. Tiene gimnasio, sauna, baño turco y una cocina contundente: croquetones de jamón, empanada de zorza y queso, filloas rellenas… Aunque esta comarca se llama la Terra Chá (tierra llana, en gallego), todo acopio de energía es poco. Incluido en el sello Bikefriendly.
Guarda-bicis, taller, lavado con agua a presión, bicicletas de alquiler y material informativo sobre rutas. Esto es lo que ofrece a los fanáticos de la bici el hotel Gran Ultonia, además de un emplazamiento muy céntrico. Sólo con el impulso de la primera pedalada se llega a la catedral y al barrio judío o Call. En el casco histórico, donde el tráfico está restringido, es agradable moverse en bici. Pero, donde más partido se le saca es en la vía verde del Carrilet, que por un lado lleva a Olot (soberbio paisaje volcánico, a 54 kilómetros) y por otro a Sant Feliu de Guíxols (39 kilómetros) o, lo que es lo mismo, a la playa. Incluido en el sello Bikefriendly.
Más información: www.bikefriendly.es