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Imposible no recordar (sin una gran sonrisa) a Santiago Segura en El día de la bestia,haciendo acrobacias sobre el cartel luminoso de Schweppes del Edificio Carrión. Un edificio icónico de 1933 que, para más enjundia cinematográfica, alberga el histórico cine Capitol y el hotel Vincci Capitol (Gran Vía, 41; 915 218 391), que rinde homenaje al séptimo arte en tres habitaciones (Fila 4, Fila 5 y Fila 6) decoradas con viejos proyectores, bobinas, cortinas rojas estilo telón, una alfombra con estrellas evocadoras del Paseo de la Fama y retratos de Marilyn, Chaplin, Bogart… Claro, que un opción más peliculera si cabe es alojarse en alguna de las dos habitaciones Skylight, situadas en la plantas 10 y 11 del hotel, detrás del famoso neón.
Tiene sentido que en la ciudad más cinematográfica de España haya un hotel como el Astoria 7 (Sagrada Familia, 1; 943 445 000), cuyas 102 habitaciones están dedicadas a las estrellas que han pasado, desde su nacimiento, por el Festival Internacional de Cine de San Sebastián. Y tiene más sentido aún porque el Astoria, antes que hotel, fue cine. El rostro mofletudo de Alfred Hitchcock preside la suite y también los carteles de no molestar que se cuelgan en los picaportes, donde se lee: “Silencio, se rueda”. Pero no sólo es decoración: además de los paneles con fotos de actores y directores que inundan el hotel, hay una videoteca con más de 300 películas. Hasta los pintxos de la cafetería, para no desentonar, están de cine.
Almería es un inmenso plató donde se han rodado más de 500 películas, muchas de ellas westerns de bajo presupuesto y alta creatividad que, con el tiempo, se han convertido en obras de culto. Cuando aún no era un hotel de cuatro estrellas, sino un simple cortijo, El Sotillo (950 611 100) fue escenario de tres: Por un puñado de dólares (1964), Desafío en Río Bravo (1964) y El día de la ira (1967). Medio siglo después, el lugar conserva la típica arquitectura cortijera, la decoración (sillas de montar, aperos de labranza y cerámica de Níjar) y la cocina: migas, gurullos, cocido de trigo… Y también cierto ambientillo de far west, con caballos para quien quiera acercarse cabalgando a las playas salvajes del Cabo de Gata.
El Rivoli Cinema Hostel (Dr. Magalhães Lemos, 83; 00 351 220 174 634) está considerado uno de los mejores hostales del mundo. Es pequeño (13 dormitorios), céntrico a más no poder (junto a la plaza más conocida de la ciudad, la Avenida dos Aliados) y muy original, porque cada habitación se inspira en una película y un director diferentes, como, por ejemplo, la de Tim Burton, la de Almodóvar, la de Tarantino, la de Ice Age o la de Batman. Ocupa tres pisos de un edificio construido en los años 30 por Xavier Esteves (el mismo que hizo la bellísima librería Lello e Irmão) y arriba tiene una terraza de 180 metros perfecta para hacer barbacoas, fiestas o nada en absoluto, sólo flotar en la piscina hinchable.
El Hotel de la Reconquista (Gil de Jaz, 16; 985 241 100) es un señor edificio del siglo XVIII, famoso, sobre todo, por ser el lugar donde se reúnen los jurados de los premios Príncipe de Asturias y se alojan los invitados. En 2002, uno de los premiados fue Woody Allen, que a partir de entonces cayó en una espiral de amor desenfrenado con el Principado, con Oviedo y con el hotel, a tal punto que en 2007 decidió rodar aquí varias escenas de Vicky Cristina Barcelona. La más memorable, aquélla en que Juan Antonio (Javier Bardem) seduce a Cristina (Scarlett Johanson) y sólo una inoportuna indisposición gástrica de ella evita que ambos deshagan la cama en que tantas personas augustas han dormido con sus laureles.
Si hay un lugar donde los “sueños, cine son”, como decía Luis Eduardo Aute parafraseando a Calderón, ése es Dormirdcine (Príncipe de Vergara, 87; 914 110 809), un hotel de 85 habitaciones inaugurado en 2010 en el barrio de Salamanca, en cuya decoración han colaborado, bajo la batuta de la diseñadora Eva Almonacid, un centenar de artistas urbanos, pintando grandes obras alusivas a películas, directores y actores: Moulin Rouge, La pantera rosa, Mary Poppins, E.T., Titanic, Grease, Blade Runner, Austin Powers, King Kong, Marilyn, Almodóvar, Buñuel, Allen, Kubrick… Para todos los gustos y para todos los públicos. Además, su canal de cine permite disfrutar de las mejores películas en la habitación sin coste adicional.
Victoria Abril, Jorge Sanz y Maribel Verdú, jovencísimos ellos, protagonizaron en 1991 Los jinetes del alba, serie de TVE dirigida por Vicente Aranda cuya acción discurría en Asturias, durante la revolución obrera de 1934, aunque en realidad muchas de las escenas (todas las del balneario) se rodaron en el Palacio de Vidago(00 351 276 990 920), en el norte de Portugal. Curiosamente, este palacio que fue construido para que la realeza lusa viniera a tomar las aguas con todo lujo, nunca fue disfrutado por ella, porque otra revolución (ésta, en Portugal) trajo la república en octubre de 1910, días antes de la inauguración. Cien años después, en 2010, fue restaurado a lo grande, con nuevo spa diseñado por Álvaro Siza.
Al lado de una de las playas más bellas del planeta, la de las Catedrales, Cristina Torviso hizo realidad la película que durante años había estado dando vueltas en su cabeza, mientras trabajaba para el cine y la televisión. Restauró la casa de su abuelo y la convirtió en un hotel rural de diez habitaciones, cada una inspirada en un famoso largometraje. Como la habitación Ameliè (con paredes rojas y verdes, cortinas florales y un gnomo de jardín) o la dedicada a Desayuno con diamantes, que incluye la bañera-sofá del apartamento de Holly Golightly en el film. Memorias de África, 007, Manhattan, Azul, Romeo y Julieta, El amante y Todo sobre mi madre son otras habitaciones de cine que hay en Mi Norte (982 123 034).
El balneario de Las Caldas (985 798 787) es tan antiguo como Estados Unidos (1776). Nada tiene de extraño, pues, que haya quien venga a este centro termal del valle del Nalón, a ocho kilómetros de Oviedo, buscando el aroma de otros tiempos. Ni que Gonzalo Suárez rodara aquí escenas de La Regenta, adaptación cinematográfica de una de las grandes novelas del siglo XIX. Ni que Garci situara en Las Caldas el primer encuentro de los protagonistas de Historia de un beso. Junto al venerable Gran Hotel y la Casa de Baños diseñada por Ventura Rodríguez, el balneario ofrece, para variar y contentar a los que buscan novedades, los servicios del Instituto Vida Sana y el vanguardista espacio hidrotermal Aquaxana.