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Como la oferta de cascadas en el Valle del Jerte es amplia, decidir la ruta resulta más sencillo que estudiar cómo y cuándo. Proponemos un itinerario que atraviesa el valle desde Piornal hasta la localidad extremeña. En la zona existen dos travesías siguiendo el curso de dos gargantas que ofrecen varios saltos a lo largo de su recorrido: la de La Puria y la de Las Nogaleras. Las dos cuentan con una versión corta y otra extensa de la caminata. Si se carece de tiempo y uno se ve obligado a elegir un recorrido, Las Nogaleras sería la elección correcta, ya que por algo también recibe el nombre de la Ruta de las Cascadas. En esta excursión, si el visitante lo desea, pueden concurrir senderismo, baño, barranquismo y recesos en plena naturaleza con el agua como auténtica protagonista.
En la localidad de Navaconcejo existe un aparcamiento habilitado para los visitantes que se acercan a Las Nogaleras. El recorrido largo –de unos seis kilómetros– permite disfrutar de siete cascadas; el corto, de cuatro kilómetros, abarca cuatro saltos, que tampoco está nada mal, especialmente si se realiza con niños o personas mayores, para los que puede resultar más difícil hacer frente al último tramo. La subida, que sigue el curso del agua a través de la montaña, es empinada; a ratos, pedregosa y a ratos, terrosa. Y pese a que los desniveles más pronunciados están bien señalizados con barandillas de madera o cuerda, la ladera resulta en algunas partes vertiginosa.
Sin embargo, las familias con niños son una constante a lo largo de Las Nogaleras. Puede deberse en gran parte a que casi todo el trayecto se hace bajo la bóveda que han ido formando las copas de los árboles que envuelven el camino y la existencia de fuentes naturales durante el ascenso. Pero lo más probable es que, una vez alcanzada la primera parada del camino –una cascada de varios metros de altura que cae blanca y casi vertical sobre la roca pulida de granito–, cualquiera se anime a continuar descubriendo cómo el torrente adopta formas imposibles para brincar encajado sobre las piedras o cómo se calma de repente en una poza cristalina para invitar a nadar al que sueñe con un descanso, como ocurre en el Charco del Paraíso, segunda parada en la Garganta de Las Nogaleras, donde en verano los que la visitan aprovechan para refrescarse.
Las Nogaleras, jerte