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Erigido sobre cenizas
En esta interesante localidad, al oeste de la provincia, hay mucho que disfrutar. En primer lugar, la iglesia de San Facundo y San Primitivo, que posee un impresionante artesonado del siglo XVI, denominado artesonado estilo Cisneros, similar al que hay en la Universidad de Alcalá de Henares. El motivo es que de esta localidad proceden el padre y los antepasados del Cardenal Cisneros, confesor de Isabel la Católica, arzobispo de Toledo e impulsor de la construcción de la Universidad de Alcalá de Henares. En julio se celebra la exaltación del Cardenal Cisneros con diferentes actividades culturales. Aún se conserva la casa blasonada de sus antepasados y una estatua del cardenal que preside la plaza España.
En el Corro de San Facundo se sitúa el trinquete, la pared donde se juega al frontón, con el cartel de 1910 que dice: “Prohibido jugar cuando se está realizando los oficios divinos”. En la iglesia Museo de San Pedro se encuentran las mejores obras de arte de la localidad, con un retablo renacentista obra de Francisco Giralte, el sepulcro del buen caballero y el de Toribio Cisneros, abuelo del Cardenal Cisneros. Dentro de la Casa de Cultura hay una sala museo de los Oficios Desaparecidos, obra del ceramista de Paredes, Gerardo Pescador, con setenta esculturas tan curiosas como la del mimbrero, ratonero, el sacamuelas o el barbero. En el mismo edificio se ha inaugurado recientemente el museo aula del Paloteo.
Las Fiestas de la Virgen del Castillo de Cisneros son muy famosas en la provincia, y se celebran los días 7,8 y 9 de Septiembre, donde tiene su presencia El Chiborra, personaje estrafalario que está al mando durante estos días, y que se ocupa de declamar, en la procesión de la Virgen y el Niño, los versos acerca de lo que ha ocurrido durante el año. Y también de robar a los vecinos animales domésticos, como gallinas o conejos, por lo que al día siguiente el pueblo lo somete a un juicio, denominado como “el azote del chiborra”. Durante estas actividades se produce la procesión cívica, y los danzantes ejecutan complejos lazos de paloteo y la danza más difícil: la culebra. Todo un espectáculo folclórico.