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Tras la huella de los vetones en la capital del Abadengo
A las puertas del Parque Natural de Los Arribes del Duero, a 27 kilómetros al suroeste de Vitigudino, se encuentra la capital de la subcomarca del Abadengo: Lumbrales. Una localidad que mantiene restos de antiguas civilizaciones, incluyendo un monumento megalítico de carácter funerario que fue construido durante el neolítico y que se conoce como Dolmen de La Navalito. Se trata del primer dolmen de este tipo conocido en la provincia de Salamanca y es de tipo corredor, ya que tenía una especie de pasillo de entrada formado por unas losas de piedra denominadas ortostatos. En este lugar, durante una excavación realizada en el siglo XX, se encontró un ajuar con 49 cuentas de collar.
Sin embargo, el vestigio más importante de Lumbrales es el conocido como Castro de las Merchanas, un poblado fortificado de origen prerromano, del siglo II a.C. y que fue habitado por los vetones. El castro, declarado Bien de Interés Cultural, contiene un monumento de piedra que muestra los rasgos característicos de la cultura de este pueblo: piedras hincadas, insculturas, un verraco, puertas monumentales… Además, en este paraje, también se puede encontrar un molino harinero, chozos y una pesquera. Otro de los restos de la cultura vetona que se mantienen en Lumbrales es un verraco conocido como Burro de La Barrera, una escultura zoomorfa de granito de una sola pieza que representa a un jabalí en actitud de acometer. En la cabeza se ve el hocico, los ojos y las orejas, el resto, tiene un modelado bastante sobrio sin más accidentes que las pezuñas, los órganos genitales y una hilera de hoyos a los largo del espinazo.
En el núcleo urbano de Lumbrales cabe destacar la casa de los Condes, un edificio modernista construido entre 1875 y 1887 por Ricardo Pinto Da Costa, emprendedor portugués que promovió la construcción de la línea férrea de La Fregeneda, la primera línea que unió España con Portugal. En reconocimiento a su iniciativa, Alfonso XIII le concedió el título de Conde de Lumbrales en 1888. Actualmente, la casa de los Condes alberga el Centro de Recepción de Visitantes del Territorio Vetón, integrado en la Rede de Museus do Douro, un espacio museológico que acoge exposiciones que van desde el Paleolítico hasta la época Visigoda, pasando por la industria textil de la villa, y que nos acercan a la historia de los Condes de Lumbrales. Muy cerca, en la plaza Mayor, se encuentra la Torre del Reloj, el edificio civil más importante de Lumbrales, que fue construido en el siglo XVII. En esta construcción, que en su época fue la cárcel e incluso los toriles de los cabestros, se pueden ver la mayor concentración de restos arqueológicos del Abadengo, entre las que se encuentran bifaces, fibulas, monedas, tégulas o estelas funerarias.
En cuanto a los edificios religiosos cabe señalar la iglesia parroquial, situada en un altozano que en la prehistoria albergó otro castro vetón similar al de Las Merchanas y, posteriormente, un castillo. La iglesia, dedicada a Nuestra Señora de la Asunción y de estilo neoclásico o herreriano, data de finales del siglo XVI, celebrándose su primera misa en 1581. El edificio fue obra de Rodrigo de la Gándara, vecino de Lumbrales y maestro de cantería, geometría y arquitectura. Del interior cabe destacar el retablo central de madera tallada y dorada, que imita al de El Escorial y alberga la imagen de la patrona. También mención especial merece el órgano, del siglo XIX. El otro edificio religioso a descubrir en Lumbrales es la ermita del Humilladero, que data de 1757, momento en el que se construyó a las afueras de la villa, cuya expansión la ha acabado situando en el interior de la misma. La estructura de este edificio es de mampostería, con planta de salón cubierta con entramado de madera sobre arcos de medio punto. De su interior cabe destacar el prebisterio, que cuenta con un artesonado mudéjar sobre pilastras cuadradas, y un retablo neoclásico. También merece la pena señalar la imagen del Manso Cordero, obra de Alfonso Albarán Macho de Salamanca, sobre el cual hay un cuadro en relieve. Además, en las hornacinas de los muros laterales, se pueden observar los pasos de madera policromada que salen en la Semana Santa de Lumbrales.
Otro edificio que merece una visita en Lumbrales es la estación del ferrocarril, del cual se conserva el edificio principal, del siglo XIX, que en la planta baja tenía las dependencias del servicio de viajeros y, en la superior, viviendas de los trabajadores. El ferrocarril tuvo una gran importancia en el municipio y la comarca, tanto como en un pasado lo tuvieron las fuentes que abastecían de agua al pueblo. Buen ejemplo de ellas son el Caño Nuevo, que mantiene el caño y los lavaderos de granito, que servían para lavar la ropa y como punto de reunión de los vecinos, y la Fuente Romana, de sillares de granito y forma abovedada, situada en la carretera que va a Sobradillo.
Además, Lumbrales cuenta con varias rutas BTT que lo unen con Hinojosa de Duero y La Fregeneda, con hasta 130 kilómetros de recorrido entre todos los municipios. Otro sendero para recorrer, en este caso a pie, es el de Las Merchanas-El Colmenar, que pasa por parajes naturales del entorno de Lumbrales, salpicados por antiguas construcciones que dejan huella de la actividad que tuvo la zona en un pasado. Siguiendo esta ruta, en su parte más occidental, están los miradores de Malpica y Pocito Manzano, desde donde se puede ver el Castro de las Merchanas.