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Un valle repleto de sorpresas
Enclavado en uno de los valles más especiales de la comarca del Bierzo, Priaranza espera al visitante con algunas emocionantes sorpresas. Los 1.000 habitantes que habitan sus seis localidades demuestran que la repoblación iniciada tras la Reconquista supo elegir perfectamente los lugares donde ubicarse.
Las primeras muestras de asentamientos se hallan en el castro de San Juan (denominado «castrelín»), un pequeño poblado para 100 habitantes durante los siglos III a I a.C. Con el Imperio Romano llegó la fiebre del oro: los métodos de voladuras de montes, logrados gracias a la presión que generaban los acueductos, dejaron un legado de montañas horadadas y barrancos. Si bien los más reconocidos son los de las Médulas, no muy lejos se puede disfrutar de las Barrancas de Santalla.
La ruta que recorre Priaranza y las Barrancas pasa por sotos de castaños y se adentra en el valle en el que se encuentra un puente colgante sobre el río Boeza de camino al Castillo de Cornatel: una fortaleza del siglo X creada para proteger la repoblación tras la dominación musulmana en el norte de la península. El paseo termina en la minúscula ermita de la Virgen del Carmen de Rioferreiros.