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Cuevas y barroco en un parque natural
A salto de mata desde León, el río Sil entra y se hace gallego dibujando a su paso algunos de sus mejores paisajes. En Rubiá supera los grandes desniveles de unas montañas de corazón calizo que forman parte del parque natural más mediterráneo de Galicia, el de la Sierra de Enciña da Lastra. Encinas, olivos, alcornoques o almendros se mezclan con especies más gallegas como el roble o el castaño en un escenario de grandes contrastes y escasas precipitaciones que, sin embargo, está atravesado por corrientes de agua que van a la carrera camino de varios embalses que les ponen freno. Las montañas pertenecientes al complejo de Cereixido, Os Cabalos, Enciña da Lastra y el escarpado Oulego conservan especies vegetales endémicas que no se encuentran en el resto del planeta y esconden en su vientre numerosas cuevas con estalactitas (colonizadas por una decena de especies de murciélago) donde se practica la espeleología.
Las grutas más famosas son las de Pala Bonita, Pala do Pé de Pau, la sonora Pala da Campá, Trimonia o el complejo de Zorra-Despiste. Asociados a la composición del suelo, tan diferente a la mayor parte del territorio gallego, que es granítico, todavía se conservan algunos de los grandes hornos donde la piedra se transformaba en cal viva para su comercialización. Y como si las voluptuosas formas calcáreas acabasen contagiando su estética a lo que las rodea, el patrimonio religioso de Rubiá destaca por sus tallas y retablos manieristas y barrocos.
El retablo del Rosario y los 12 apóstoles del retablo mayor de la Iglesia de Rubiá son buenos ejemplos de ello, al igual que la Virgen del Rosario y la Verónica (obra de Gregorio Español) que aparece en el sagrario del templo de Biobra. Hay, además, en Rubiá, algunos de los escasos ejemplos de románico de la Comarca de Valdeorras. Santo Estevo de Pardollán, ubicada junto al parque natural al paso del Camino de Invierno a Santiago, es una joya románica en ruinas que han intentado proteger con más mimo que medios algunos vecinos y grupos defensores del patrimonio artístico. En la misma ruta jacobea se atraviesa el viejo puente de Regueiral.