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Telde, corazón de roca y voz del mar
Destaca por su corazón duro, de roca volcánica, desafiante con el turismo, al que galardona con sus playas pardas, amarillas y negras, sus acantilados escarpados, donde bufan las olas del mar y su riqueza gastronómica, arqueológica y natural. Para conocer la esencia de la ciudad habrá que recorrer sus pintorescos barrios, que dan al viandante sensación de proximidad, como el barrio de San Francisco, donde Telde deja caer señales de su historia en forma de cruces y artesanía, un lugar donde, además, encontraremos una antigua judería símbolo del asentamiento cristiano cercano a la zona fundacional de San Juan, actualmente centro administrativo y judicial del municipio. Si lo que queremos ver es el 'corazón' canario, Telde alberga la Casa Museo León y Castillo donde será posible reconocer parte de la historia del archipiélago. Los huesos de esta ciudad se hayan enterrados en varios yacimientos arqueológicos como el de Cuatro Puertas cerca del casco, enlos que el visitante podrá desvelar los secretos de los antiguos pobladores aborígenes.
Para descubrir los secretos de Telde es necesario recorrer sus playas y sus historias, como la playa de Salinetas, famosa por ser lugar de un manantial de aguas medicinales purgantes a donde la gente acudía en masa a beber debido a la creencia de que ese agua les haría tan fuertes como los antiguos aborígenes. O la playa de Tufia donde vivió Maninidra, soldado aborigen, de quien se cuenta que cuando se veía acosado por los españoles se dirigía a un risco muy elevado y se arrojaba al mar, eludiendo su captura y nunca llegaba a ahogarse. Sin embargo, si queremos que sea la propia ciudad quien nos cuente su historia, Telde tiene su voz en el mar y solo oírla puede hacer que el visitante se estremezca. Lugar de culto para visitantes y propios resulta el bufadero de la Garita, un hueco abierto en el mar donde Telde a veces susurra su historia y otras no deja de gritar.