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Piedra y tradición
Perteneciente a la Comarca de Sayago, a 43 kilómetros de la capital, Villar del Buey incluye como pedanías las localidades de Cibanal, Fornillos de Fermoselle, Formariz, Pinilla de Fermoselle y Pasariegos. La ganadería y la construcción son el principal sustento de sus algo más de 600 habitantes, ya que su terreno es pobre y no proporciona riqueza agrícola. El visitante, en un paseo no muy extenso, puede acercarse a conocer su interior, con casas sayaguesas levantadas a base de mampostería de granito o adobe. Algunas conservan las portaladas (construidas por indianos entre los años 1900 y 1950), los patios, las cuadras de los animales y los techados para los carros o la leña. También quedan restos de algunos de los potros construidos por antiguos vecinos para sujetar caballos, burros e incluso vacas.
Destaca su Iglesia de Santa Marina, del siglo XVIII, que cuenta con una torre cuadrada de tres pisos con arcos góticos de crucería y una escalera de caracol interior. Dentro hay un crucificado de finales del siglo XIII o principios del XIV, la imagen de Nuestra Señora Blanca y murales del siglo XVI con influencia flamenca. El atractivo histórico más popular del municipio está fuera del templo, el rollo de justicia: una austera columna de un metro clavada en el suelo, sin ningún tipo de adorno, testigo de que la ciudad en la Edad Media tuvo jurisdicción de la Orden de Santiago.
Junto al viejo camino de Pasariegos está el Humilladero. Un oratorio rectangular en cuyo interior se veía la imagen del crucificado, que hace años se trasladó a la parroquia. Ya a las afueras, sobre la rivera de las Suelgas, se puede ver el Puente del Camino de Roelos, de granito. En la misma rivera se encuentra también el Molino de Marcero.
Su localización, junto al Parque Natural de los Arribes del Duero, lo han convertido en un destino cada vez más demandado por senderistas y ciclistas. Un bar, una tienda de comestibles y una panadería conforman su particular oferta turística. La ternera de la zona (vaca sayaguesa, en peligro de extinción), el pan, el arroz a la zamorana y el pollo de corral son algunos de sus platos más típicos.