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Hernani, Gipuzkoa/Guipúzcoa
En el municipio guipuzcoano de Hernani la Historia se escribe en piedra. Ella es su tinta, su esencia. Un aroma perenne que ni siquiera el inexorable paso del tiempo ha logrado destruir. Antiguamente amurallado, este pueblo vasco tiene en su hermoso casco urbano su diario particular. Ese que uno va completando cada día tratando de almacenar recuerdos y experiencias que se quedan atrapados entre las gruesas tapas de una libreta. La de Hernani abre su primera página a mediados del siglo XIII. Por aquel entonces, contaba con un total de cinco puertas de entrada y dos calles que a día de hoy continúan siendo sus vías principales: Kardaberaz kalea, donde sobresale la Torre de los Gentiles y, sobre todo, Kale Nagusia. Es precisamente esta la que guarda las construcciones más destacadas: la de Egino, la Casa Torre, la de Aierdi-Arretxea, con la iglesia de San Juan Bautista a su costado, o la Consistorial. Estas, preceden al humilladero de Santa Cruz y al lavadero de Leoka, en su parte más alta. Ambos parecen saludar al convento de San Agustín. Situado en el otro extremo del núcleo medieval, es el encargado de iniciar el prólogo de una historia que continúa a diario en los ojos de todo aquel que lo visita.
