El puerto de Sóller

Sóller, Balears/Islas Baleares

Qué ver

Los susurros silenciosos de los pescadores reparando sus redes se mezclan, de forma inevitable, con los sonidos abruptos, casi molestos, de las descargas del producto capturado por las embarcaciones recién arribadas al puerto de la localidad mallorquina de Sóller. Los muelles pesqueros, de tradición evocadora, contrastan con los del puerto deportivo, vestidos de barcos modernos y usos lúdicos.
El puerto de Sóller entraña una riqueza natural que lo convierte en uno de los sitios más emblemáticos de Mallorca. La bahía, encerrada entre formaciones rocosas peinadas de profusos pinares, expresa de un solo vistazo una gama cromática de perfecta composición: el azul del mar da paso al blanco de la arena que, casi sin interrupción, cede al ocre y verde de acantilados y creaciones montañosas propias de la Sierra de Tramontana.
Las palmeras engalanan dos pequeñas playas de grava y arena que permiten al bañista acceder a una porción de mar tranquilo y sereno. Como dos vigías silenciosos se erigen los faros de la localidad, uno a cada extremo de la ensenada. Muy activos en tiempos de corsarios, muestran en la actualidad unas maravillosas vistas del puerto. En la entrada este, se alza el faro de La Creu, con bandas blancas y negras en su torre. Justo debajo, y declarado bien de interés cultural, reposan los restos de la antigua baliza ante la inmensidad del Mediterráneo. En el lado oeste, el faro del Cap Gros, de imagen blanca, ofrece el contrapunto perfecto.
A continuación, en la zona nordeste, se halla La Torre Picada, del siglo XVII, una fortificación militar que reforzaba las labores de alerta y vigilancia ante la frecuente amenaza de invasiones piratas tan en boga en siglos anteriores. La atalaya, de aspecto adusto, se muestra desafiante en su acantilado. Este monumento, por historia y significado, también se considera bien de interés cultural.
El barrio pesquero de santa Catalina y el oratorio de Santa Catalina de Alejandría completan una visita que se puede acompañar de la oferta gastronómica propia del lugar, como los platos elaborados con gambas o calamares típicos del municipio pescados durante la jornada.