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Zumarraga, Gipuzkoa/Guipúzcoa
Aunque la torre de Legazpi es conocida por ser la casa natal de Miguel López de Legazpi, el conquistador de las Islas Filipinas, la verdad es que esta construcción se levantó siglos antes por uno de los señores de Gipuzkoa durante las Guerras de Bandos en el País Vasco. Ese origen belicoso marcó su destino, y al igual que otras torres-palacios pertenecientes al banco de los Oñacinos fue desmochada en su parte superior, dejando solo la base de mampostería que ahora vemos. Con ello se quería privar a las familias nobles de su poder feudal. Tras dicha orden, la mutilada Casa de Legazpi pasó por nuevas manos, que le dejaron de recuerdo el escudo que preside su fachada. Pronto pasó a ser hogar de campesinos y, poco a poco, fue adecuando su aspecto a esas modestas funciones, hasta llegar así el siglo XX.
Pero partir de entonces, después de salvarse del derribo para dejar espacio al ferrocarril, la Casa de Legazpi inicia una segunda vida. Declarada bien de interés cultura, es sometida diversas restauraciones para albergar un Museo Hispano-Filipino, en 1964. Ellas le dejaron ese aspecto híbrido que hoy luce, como una mezcla épocas, estilos y funciones cuyo encanto está tanto en la combinación que vemos como en conocer la historia que tiene detrás.
