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Borriol, Castelló/Castellón
Si levantamos la mirada sobre las calles del norte del pueblo y la despejamos de casas vecinas, observaremos como se yergue imponente ante nuestros ojos, sobre un cerro escarpado y rocoso, el castillo de Borriol. Su silueta atrae y cautiva; anima a emprender el ascenso, buscando su cercanía, pero como si de una utopía se tratase, en cada ascenso nos parece que se aleja más y más. Sin duda, guarda el destino para lo que fue concebido: ser una fortaleza inexpugnable. Su origen puede ser una torre de vigilancia romana de la Vía Augusta, pero después incorpora trazas inequívocas árabes y medievales. Su planta irregular se adapta perfectamente al terreno abrupto, como si de una aleación indisoluble se tratara.
Todavía se puede apreciar gran parte de sus murallas, la torre mayor y algunas construcciones anexas, pero el edificio se halla totalmente abandonado, a merced de las inclemencias climáticas y de la rapiña humana que llegase. Provoca gran tristeza este imponente edificio desahuciado del tiempo y de la historia, al que sólo las cabras montesas se avienen a acercarse, rumiando los pastos cada vez más raros en este terreno pedregoso y salvaje.
