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Castillo de Buñol

Buñol, València/Valencia

Allá por el siglo XIII, en un tiempo de guerras y reconquistas, la suerte y la desgracia del castillo de Buñol fue estar justo en la frontera, marcando la linde de Valencia y Castilla desde su ubicación en lo alto de una colina, entre dos barrancos. Desgracia, porque esa codiciada posición hizo del castillo un lugar de disputas bélicas en torno al cual se fue tejiendo, poco a poco, un bello barrio. Y suerte, porque ese papel protagonista en la historia de Buñol lo fue llenando de arte y valor. Primero, en sus orígenes, como un asentamiento islámico, luego como bastión cristiano. Quien lo visite podrá imaginar las mil y una batallas que aquí se vivieron, recorriendo los 400 metros de su plaza de armas, sus dos recintos y el foso artificial que los rodea salvado por un puente. Tiene todo lo que esperamos de un castillo de película y, además, una valiosa propina artística para los amantes de la historia: su interior alberga la Sala de Arqueología del Museo de Buñol, con restos del Paleolítico, el Neolítico y las edades del Hierro y del Bronce.  

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