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Ningún monumento concentra mejor el mestizaje de culturas que tuvo Tortosa, que la catedral de Santa María. Asentada en un espacio que primero fue foro romano; después, lugar de culto visigodo; más tarde, mezquita árabe y, después, catedral. Impresiona el volumen de su estructura. Vista desde arriba, semeja el cascarón de un barco dado la vuelta. Como si, cansada de navegar por el trasiego de la historia, esta catedral-barco de todos los tiempos se negara a más travesías en el tiempo, y vuelto sobre sí, hubiera quedado varado definitivamente, en las entrañas mismas de la ciudad.
Alrededor del s. XII, se construyó el trazo románico, y desde el XIV al XVIII las orientaciones góticas. A pesar de este dilatado tiempo en construcción, la catedral presenta una unidad estilística e identidad propia; no hay quiebros ni interrupciones bruscas que quedaron a medio hacer, sino que el edificio es un todo en uno.
La planta de la catedral es de tres naves sin crucero, con capillas laterales; en la parte del altar no hay muros entre las capillas; el paseante se traslada libremente por todo el espacio. Merece destacar la capilla dedicada a Madre de Dios de la Cinta, patrona de la ciudad que celebra su fiesta el primer domingo de septiembre La fachada barroca exterior supuso la finalización de las obras, pero si se hubiera seguido el proyecto original, seguiría inacabado. Se remató simplificando, con un estilo más clasicista, reduciendo los elementos decorativos. Sólo el mantenimiento de las instalaciones que procuran el cuidado diario es la única obra que se hace en la catedral. Como está, así quiso quedarse este monumento que los contiene a todos.
Portal de Palau, 5, 43500 Tortosa, Tarragona
977449648
http://www.tortosaturisme.cat/es/