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Convento de Dominicas de San Miguel

Trujillo, Cáceres

La orden de Santo Domingo estuvo muy vinculada a Extremadura desde los tiempos del cardenal Juan de Carvajal (1469), obispo de Plasencia.

En Trujillo, ciudad natal del prelado placentino, y bajo patrocinio de Enrique IV e Isabel I, se fundaron dos casas de la orden de predicadores: una de monjas, bajo la advocación de Santa Isabel y San Miguel; otra de frailes, dedicada a la Encarnación.

El primer cenobio de las dominicas estuvo muy cerca de la plaza Mayor; ocupaba una parte de la antigua sinagoga de la judería trujillana, expropiada a la comunidad sefardí en 1492. La primera década del siglo XVI, la comunidad se trasladó al actual convento de San Miguel, un pequeño espacio situado junto a las calles de Tintoreros y del Pocito.

Es un interesante conjunto arquitectónico que fue ampliado, hacia 1565, por el célebre arquitecto Francisco Becerra, a quien se debe el claustro renacentista.

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