Dólmen de Alberite

Villamartín, Cádiz

Qué ver

Un camino rural con baches e irregularidades sobre el terreno nos lleva varios kilómetros, antes de entrar en Alberite, al emplazamiento de sus ruinas prehistóricas. Hay que estar atentos a la señalización porque podemos perder el cartel que las indica. 6000 años atrás en el tiempo, las ruinas de Alaberite dan fe de aquel primitivo asentamiento humano. Sobre una superficie de unos 23 metros, muestra varios ortostatos (así se llama las piedras que conforman las paredes y el techo de una estructura antigua) formando una galería, y cuatro sepulturas. El conjunto fue probablemente una necrópolis en su prehistoria. Las piedras conservan parte de la decoración con que fueron diseñadas y grabadas, representando soles, serpientes, armas y formas humanas. A pesar de la magnitud de la ruina y a juzgar por los restos óseos hallados en las excavaciones, sólo se han encontrado dos cadáveres.

Un pequeño sendero lleva al dolmen propiamente dicho, techado con una cubierta para evitar la erosión y las inclemencias del tiempo. Delante, una zona ritual; y en la misma entrada de la galería, dos monolitos con restos de figuras mitológicas, posiblemente las divinidades protectoras de este panteón. No tiene ningún pozo interior, lo que da a entender que los rituales sangrientos se celebrarían en el exterior del mismo. Las excavaciones realizadas descubrieron un rico ajuar funerario; se encontraron cuentas de collares en piedra, conchas y ámbar, herramientas de piedra pulida y un gran trozo de cristal cuarzo. Mostrando los hallazgos y simulando la vida de entonces, hay un Centro de Interpretación que también puede visitarse.

El recinto es privado pero se organizan visitas concertadas.