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Fuente de Cantos, Badajoz
Tiene ganas de expandirse a lo ancho, de desperezarse, respirar hondo y ensanchar el torso que no le cabe en el armazón del cuerpo. La ermita de San Juan de Letrán quedó para siempre como una ermita inconclusa. A principios del s. XVI, las monjas franciscanas concepcionistas fundaron el hospital de San Juan de Letrán y allí establecieron la sede de su convento pero, a finales de siglo, fueron trasladadas al centro de la localidad y quedó solamente esta parte de la iglesia, que debiera ser la cabecera de un edificio mayor, como la ermita de San Juan de Letrán.
Es de estructura cuadrangular y se eleva mínimamente una cúpula de forma poligonal. Por cada lado del cuadrado quedan, como bracitos mutilados, las prolongaciones que la hubieran continuado, y ahora no son más que un saliente cortado y rematado sin grandes concesiones. La puerta de entrada se desplaza ligeramente a un lado de la fachada, descomponiendo el centro que señala el rosetón central. Se abre por aquí, pero como que no debiera y esta apertura es otro dislate más de lo inacabado; es cuadrada, sobria y sin adornos. En el interior se guarda una imagen de San Juan Evangelista, que data del s. XVIII, y también merece destacar una talla reciente, de un Cristo Crucificado, de grandes dimensiones.
/00Acebuche_malfati-tomate.jpg.transform/rp-rendition-lg/image.jpg "El ‘ojalá’ que se hizo realidad")
/06Tecula_Mecula_.jpg.transform/rp-rendition-lg/image.jpg "El pedazo de pastel que se quedó en Olivenza")
