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Ermita de San Pantaleón

Zalla, Bizkaia/Vizcaya

Las leyendas negras recorren sus muros. Hablan de ocultismo, de demonios, de hechizos y de conjuros. La tierra de Zalla rezuma magia desde los muros de piedra, prolonga el tiempo y lo solapa en sus iglesias. Así ocurre en San Pantaleón, una pequeña ermita que aún se remonta al pasado cada vez que alguien habla de ella, un templo que ha confundido las historias con el presente hasta convertirse en una leyenda viviente. Según rezaban las inscripciones tatuadas en la antigua iglesia, una bruja centenaria, Lucía de Arétxaga, regentaba este lugar. La mala suerte (o malas prácticas demoniacas, según dice la leyenda) hicieron que fuera prendida en la hoguera. Nadie salvo la Inquisición pudo hacerse con ella. Tiempos posteriores hicieron que la antigua ermita corriera la misma suerte y fuera destruida también. Ahora se alza de nuevo, en el barrio de Gallardi, un enigmático templo que hubo un tiempo que se diluyó entre el fuego, el agua y las cenizas. A día de hoy, en su interior destaca, por su gran tamaño, la pila de agua bendita, quizá para evitar de nuevo las llamas que una vez devoraron a la bruja o simplemente sus grandes dimensiones sean mera casualidad. También se encuentran bellas imágenes como la de Santa Mónica, San Roque, San Valentín o San Cristóbal. En cualquier caso, curiosa ermita esta que habla de magia vasca, dueña, además, de leyendas varias que se van descubriendo cuando nos encontramos cara a cara con ella.

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