Fortaleza de Castellar de la Frontera

Castellar de la Frontera, Cádiz

Qué ver

Apenas si quedan unos 150 habitantes en la fortaleza de Castellar Viejo, un pueblo que sobrevive al interior de sus muros. Quedan antiguos vecinos que renunciaron a marcharse en los 70, cuando se construyó Castellar Nuevo en el llano, hippies que en los 80 descubrieron el encanto de vivir en un enclave de lujo y extranjeros atraídos por la idiosincrasia andaluza, de esos que llegan, ven y se quedan. Exiliados y encontrados de todas partes son los nuevos pobladores de esta fortaleza castillo, en pleno Parque Natural de los Alcornocales, sobre un remonte de terreno, que conserva en muy buen estado la fortaleza árabe que fue, allá en el s. XIII.
El recinto amurallado tiene una forma irregular adaptada al terreno. Dos torres destacan en la entrada y varias más, cuadradas y circulares (algunas coronadas con almenas) se dispersan en el recorrido de la muralla. Dentro de los muros defensivos y vigilantes, se guarda el castillo, rodeado por una barbacana o patio corredizo alrededor de toda su estructura. Más defensa en la defensa. Desde al patio de armas se accede al pueblecito interior que guarda. Casas blancas y cuajadas de flores, calles empedradas y estrechas, rebose de artesanía, talleres, y formas de vida tan variadas y originales como sus cosmopolitas moradores. El espíritu viajero les trajo a este mundo amurallado que, en épocas de esplendor, por el volumen de visitas y visitantes, bastaba con sentarse a las puertas de sus hogares para ver pasar el mundo.