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Malpartida de Plasencia, Cáceres
Los años también se suceden en la iglesia de San Juan Bautista de Malpartida de Plasencia. La tonalidad amarilla e, incluso, el verde musgo se han asentado en algunas piedras intentando borrar el gris de la fría roca. La humedad de esta planta contrasta con árboles de secano como los olivos que protegen a la parroquia en su contorno. Aquí, existe una profunda fuerza interior. El encanto de lo místico se despliega en cada una de las tres portadas de la iglesia. Pese a que el estilo que se respira es el gótico, el renacentista se deja intuir en alguna de ellas. Al otro lado de la plaza, hace su aparición triunfal, entre blancas viviendas, el campanario. Robusto y con ventanas se eleva como si fuera una escalera hacia las alturas en un intento por alcanzar lo celestial. Accediendo al interior, nos espera una nave enorme. Lo suficiente grandiosa para mostrar con total inmensidad el retablo Mayor. Además, la frontera entre el cielo y la tierra se encuentra en los espacios de sepultura de la parroquia. El templo sirvió como lugar de enterramiento en un intento por buscar un equilibrio entre ambas fronteras. La iglesia de San Juan Bautista protege en sus muros la atmósfera de lo invisible.
