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Es armonioso y extraño a la vez, un edificio que, sin un letrero que te dé una pista, te costaría adivinar su uso. En alguna parte has oído que se construyó para ser una fábrica textil, pero a ti te parece el fósil de un gran saurio que descansa sus peladas costillas sobre el parque de Sant Jordi, en Terrassa (Barcelona). O quizás un ciempiés gigante o una tortuga de suave caparazón que en el extremo estira un largo cuello, buscando mejor los rayos del sol.
La tortuga se llama Masía Freixa y vino al mundo en 1896, aunque entonces no tenía su aspecto actual. Fue el arquitecto modernista Lluís Muncunill quien pocos años después se encargó de hacerle unos tempranos retoques. Por ejemplo, esas costillas blancas que decíamos, en realidad unos arcos catenarios de inspiración gaudiana; el caparazón: un tejado de ladrillo plano en la tradición de la bóveda catalana, pero vestida con nuevos materiales. Y el largo cuello que mira al nordeste: una torre de cuerpo octogonal coronada por un balcón mirador. Esa cirugía de Muncunill la convirtió en una de las joyas del modernismo de Terrasa.
Tan bien le quedó la masía-galápago que el industrial textil Josep Freixa la escogió como residencia familiar. Hoy son los turistas quienes disfrutan tranquilamente de ella.
Masia Freixa 08224 Terrassa Barcelona
937397000
http://www.terrassa.cat/