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Guardamar del Segura, Alacant/Alicante
A orillas del río, un extraño monasterio musulmán surge del interior de la tierra. Muestra de la importancia del asentamiento mozárabe en Guardamar del Segura, la Rábita Califal ofrece a los visitantes un viaje al pasado en el que pueden retroceder hasta diez siglos atrás, mientras descubren los orígenes de Guardamar.
Este conjunto aún mantiene delineadas las dependencias monacales del periodo Omeya Andalusí esparcidas por la pradera como si la naturaleza las hubiera dejado allí. Sin embargo, fue la mano del hombre, durante los trabajos de repoblación forestal, la que dio con este increíble yacimiento.
Primero, una lápida surge del pasado para recordar que en algún momento esta villa rezó en árabe, una simple tumba que auguraba mucho más. Tras encontrarla, la ciudad enterrada exigía ser vista de nuevo por el Mediterráneo. Unas excavaciones dieron luz a estos restos en 1984, los que ahora se pueden contemplar; muros de veintidós celdas que conformaban un oratorio (una especie de espacio monacal).
Este conjunto, a primera vista, parece un laberinto que nos incita a perdernos en el pasado musulmán de la localidad, a sumergirnos en el horizonte marítimo que escogieron los antiquísimos pobladores como paisaje para los rezos del año novecientos antes de Cristo. Ya en esos momentos se buscaba la paz de estas tierras atesoradas por el Mediterráneo.
