Santuario de Nuestra Señora de la Consolación

Utrera, Sevilla

Al Santuario le antecede una amplia zona ajardinada; dos estructuras de arcos blanquecinos acompañan a la alameda de árboles, con el tronco blanqueado, que recorre el paseo central hasta llevarnos a la misma puerta entrada; enmarcada en piedra, resalta sobre la blancura del edificio. A un lado, la torre cuadrada del campanario, también blanquecina menos en la parte final que combina con el lucimiento de las columnas en piedra. Tiene cuatro campanas que se asoman por cada una de sus caras. La blancura define al edificio sobre la explanada abierta, el blanco reflejo de la luz del Sur.

Está a las afueras de Utrera, en sus orígenes, la lejanía de los campos donde un monje eremita se retiró y con algunos ermitaños más, levantaron la primera ermita. Las monjas de la Antigua les cedieron la imagen de la Virgen de Nuestra Señora de la Consolación, una talla en madera policromada, del siglo XIV, que pertenecería al grupo de las Vírgenes Negras, feas y de hechuras toscas. Está sentada, siguiendo el modelo bizantino y durante el barroco, se retocaría embelleciéndola hasta la forma que conserva. Goza de gran devoción y tiene fama de virgen milagrera. Con un brazo sostiene al niño Jesús y en la otra un barco velero. Por eso se la rezaba con fervor en el mundo marinero colonial y solicitaban su protección en aquel navegar continuo entre España y las América. Hay numerosos ex votos con motivos marinos en la ermita y los hermanos Alvárez Quintero le dedicaron los siguientes versos:

“Virgen de Consolación

la del barquito en la mano,

perdí vela y timón

navegando en mar lejano;

dame tú la salvación”.

La imagen sería anterior a la construcción del santuario en el siglo XVII. Del interior del mismo, destaca el elaborado y colorido artesonado mudéjar y el Altar Mayor, de estilo barroco, con relieves e imágenes de varios santos. Hay varias pinturas con escenas de la Virgen distribuidas por la nave principal.