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Casares, Málaga
Dominando lo alto de un cerro, aprovechando el curso de los ríos Genal y Guadairo, se creó la ciudad de Lacipo. Los fenicios desarrollaron la ciudad en torno a un templo, donde el Sol era venerado como una gran deidad. Posteriormente, los romanos aprovecharon la estructura del templo para colocar aquí a Juventas, la diosa de la Juventud. Los romanos dotaron a este enclave de una gran importancia, ya que le dotaron con capacidad propia de acuñar monedas, que derivó en una próspera actividad comercial. La vida en Lacipo giraba en torno a su foro y distintos edificios administrativos que permitían el funcionamiento de la ciudad, caracterizada por el alto poder adquisitivo de sus habitantes. Todo ello, además, se protegía con un imponente cinturón amurallado. Con el paso del tiempo, la ciudad se abandonó y, con la llegada de los visigodos, el recinto se convirtió en un lugar de enterramientos.
