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A veces, es bueno distinguirse. La arena blanca que encontramos en algunas zonas de Fuerteventura desaparece en el municipio de Tuinaje. Aquí, se busca lo intenso. La playa de Gran Tarajal se tiñe de arena oscura aportando el contraste necesario con las del resto de pueblos de la isla. Rodeada por montañas, las viviendas protegen esta playa como su más valioso tesoro. Desde el cielo, la balsa de agua parece una lengua que intenta saborear la tierra más oscura que podamos imaginar. Lo mismo sucede en la del Tarajalejo. El tono negro sigue dominando. Precisamente, hay que recrearse en la combinación de la particular tonalidad azulada del agua salada con la tierra. Aún, falta por descubrir la tercera opción de los arenales oscuros: la playa volcánica de Giniginamar. Con poco más de medio kilómetro y casi sin oleaje, permanece solitaria durante gran parte del año. Es lo más cercano al paraíso, ya que las montañas le aportan un grado de intimidad sorprendente. De manera calmada, la mayor virtud de los arenales de Tuineje pasa por marcar la diferencia.