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‘Hostal La Torre’ es uno de los restaurantes más reconocidos de Ibiza gracias a sus puestas de sol. El atardecer se enmarca en una preciosa panorámica que engloba el cabo Nonó y la isla de Sa Conillera, al oeste de Sant Antoni. A su ubicación en plena naturaleza y a su ambiente mediterráneo, que apuesta por una gastronomía de primer nivel, se suma una filosofía que contempla seguir abogando por una atención personalizada y profesional con propuestas destinadas a todos los públicos.
Íntimo, tranquilo, en plena naturaleza y con una exquisita y cuidada cocina mediterránea, así es el restaurante-terraza del ‘Hostal La Torre’. En su restaurante podrás disfrutar ya sea durante el desayuno, la comida o la cena.
Un chiringuito ecológico y sostenible que funciona 100 % con energía solar. No tiene nada de plástico, todos sus platos y vasos son reutilizables o biodegradables. Sus pajitas, hechas de arroz, son totalmente comestibles y cuenta con un eco-toilet de lo más original. El chiringuito ‘Cala Escondida’ colabora también con un proyecto de ayuda humanitaria en Nepal: una escuela con 320 niños -cada año el equipo de este chiringuito viaja hasta allí para llevar a cabo esta labor-.
Situado en una calita llamada Raco den Xic, junto al grupo de playas de Comte, este lugar idílico se ha convertido en un punto de encuentro tanto para gente local, como turistas que vienen a Ibiza buscando ese lado tan auténtico de la isla que recuerda a los años 90. Lugar mágico para disfrutar de sus aguas cristalinas y de sus increíbles puestas de sol acompañadas siempre del sonido de las olas. Sangría de cava y opciones vegetarianas y veganas. Para amantes de la carne que quieran decantarse por una opción healthy y veggie prueben su beyond burguer.
‘Kiosko 62’ es un chiringuito que no es que esté al lado del mar, sino que está prácticamente sobre él. El agua del mar moja los pies mientras nos refrescamos con alguna bebida burbujeante. Situado en el entorno natural que rodea Sant Francesc con un amplio pinar que guarda sus espaldas, el hotel más cercano, el ‘Gueko’, está unos 200 metros, distancia que en la isla de Formentera es muchísimo.
Un ambiente variopinto con una amplia mayoría de clientes locales, es el kiosco preferido de los lugareños, pero también de muchos turistas con casa en la isla y visitantes que buscan lugares alternativos y diferentes. Sin música chill out ni reaguetón, su ritmo es el sonido folk o indie de los 60 y 70. La bebida estrella es la Pomada, pero adaptada a la isla, una versión playera con Xoriguer. La comida es sencilla con protagonismo para hamburguesas y ensaladas hechas con cariño.
Este restaurante se encuentra sobre un acantilado con un entorno de protección natural en los alrededores de Sant Josep de Sa Talia. Sus vistas hacia el mar muestran el islote envuelto en mitos y leyendas de Es Vedrá, el tercer punto más magnético de la tierra -después del Polo Norte y el Triángulo de las Bermudas-.
Entre su clientela suelen encontrarse españoles, holandeses, alemanes y, últimamente, muchos rusos; los fines de semana son para los ibicencos. Abierto de febrero a octubre, sus platos estrella de cocina mediterránea son el bullit de peix -un guiso que encandila a chefs de la talla de Paco Roncero-, los pescados en sal gorda, la caldereta de langosta y las paellas.
‘Can Pujol’ es un restaurante tradicional ibicenco fundado en el año 1980. Es la creación del pescador Lluc Torres y su familia. Aunque Lluc falleció en 2017, su esposa e hijos continuaron con la tradición. Se caracteriza por sus inmejorables vistas y puestas de sol, así como por cocinar únicamente pescados, mariscos y arroces con un trato familiar y agradable. Su cocina se basa en el producto local, de hecho, uno de sus platos más conocidos es el bullit de peix con arroz a banda. También disponen de un gran surtido de postres tradicionales, como la greixonera o el flan de plátano y piñones.