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El ‘Náutico de San Vicente’ está junto a la playa, desde su terraza tocas la arena y accedes directamente a la toalla y a darte un chapuzón, pero no es, ni mucho menos, un chiringuito. Es, en sí mismo, un estilo de vida, un lugar en el que tomarte unas cañas durante el día -dejándote conquistar por el ambiente y las vistas al final de la Ría de Pontevedra y el inicio del Atlántico- y un local de conciertos por la noche.
Se ha ganado a pulso el calificativo de “mítico” y cada verano es el objeto de deseo de todos los amantes de la buena música. Está diseñado a imagen y semejanza de su dueño, Miguel de la Cierva, que lo convirtió en el oasis musical de la costa gallega y en el local al que los músicos sueñan con ir a tocar porque actuar en el ‘Náutico’ es un concepto diferente, un concierto íntimo con buen sonido y en el que siempre se van a encontrar con otro músico o un gran amigo.
Tanto te puedes cruzar con Coque Malla tomando una cerveza, como con Jorge Drexler y Leonor Watling en chanclas o Iván y Amaro Ferreiro sacando la guitarra para ensayar. Este año, además, ha creado una residencia para artistas que aspira a ser lugar de encuentro, convivencia, creación y formación. En el Náutico puede que no veas el mejor concierto del verano, pero será el que más disfrutes. Todos los músicos que lo prueban se prendan de su magia y acaban volviendo, y los clientes también.
Situado entre la famosa playa de A Lanzada y San Vicente, responde al prototipo de chiringuito de playa situado justo sobre la arena. Con producto fresco y platos típicos de la zona, nunca falta un buen pescado del día o una carne a la brasa y ensalada de la casa, mariscos y postres caseros para completar el menú.
La playa de Seixeliño que le da nombre forma parte del propio local y su identidad, a la que se mantiene fiel cada verano. Tan solo abre en Semana Santa y verano, ofreciendo una experiencia redonda con música de dj cada julio y música en directo cada sábado, con conciertos que empiezan en la sobremesa y te acompañan hasta la hora de cenar. Si lo que quieres es pasar la tarde, una zona chill out con mesas sobre la arena y la hierba te permiten disfrutar de una buena conversación o una copa entre baño y baño.
Uno de los secretos mejor guardados de la costa pontevedresa, tanto que ni siquiera puedes encontrar su número en caso de que quieras reservar mesa. La ventaja es que para localizarlo no hay pérdida posible, ya que está situado entre los municipios de Sanxenxo y O Grove, justo sobre la famosa playa de A Lanzada. Y si no, siempre habrá un vecino o bañista local que te guíe.
Es un chiringuito auténtico, con sillas y mesas de madera sobre la arena, en el que tomar productos de cercanía, desde marisco fresco a sardinas, empanada o pollo. Ideal para disfrutar de unas nécoras mientras miras hacia el Atlántico indómito y te dejas bañar por el sol -que los locales aseguran que te deja el moreno más bonito de la zona-, pero también para deleitarse de la puesta de sol.
Su terraza en el paseo de Panxón, sobre la propia playa, ya sirve para calmar tus ansias de sol y arena, pues parece que estuvieses comiendo sobre la propia playa. Si lo que quieres es una experiencia culinaria inolvidable tienes que pedir bogavante con huevos, empanada de pulpo o chipirones encebollados, aunque también ofrece una amplia variedad de pescados y mariscos frescos. Un menú del día, con precios muy razonables, sentado en la terraza del ‘Eladio’ redondea un día de playa con la arena dorada y fina de Nigrán.