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La Lotería, con el anuncio en la televisión y los décimos en la cartera, los lineales del supermercado rojos y dorados, la sintonía de ese turrón de chocolate. La avanzadilla de estas fiestas cuenta con una serie de imágenes icónicas a las que se ha sumado hace unos años la del alcalde de Vigo, Abel Caballero, anunciando una instalación de luces navideñas de dimensiones inauditas. Este año, por ejemplo, la estrella en la cúspide del árbol de la Porta do Sol será, con 19 metros de diámetro, “la más grande que ningún árbol del planeta en la historia de la humanidad”, en palabras del propio edil.
Cada año todo el país se entera del encendido de luces, este año programado para el viernes 24 de noviembre a las 20.30, a través de titulares, memes o incluso alguna que otra canción. Para los vecinos de Vigo y aquellos que visiten la ciudad en estas fechas -se ofertan paquetes de viajes desde varias ciudades españolas-, Guía Repsol ha preparado una selección de establecimientos con Solete donde coger fuerzas antes, tomarse un respiro durante o sentarse a comentar después de este torrente de luz y color.
Fue precisamente en las navidades de 2022 cuando despegó ‘Fermentum42’ (Paseo de Alfonso XII, 5). Alessio Di Lorenzo, alma de la pastelería junto a Paola Fusco y Francesco Cozzo, lo recuerda perfectamente. Poco a poco, va contando su historia, la de tres jóvenes del sur de Italia -ellos sicilianos; ella, napolitana- encandilando a una clientela viguesa cada vez más fiel a base dulces italo-franceses: “Todo lo que vendemos se hace en el obrador”, deja claro Di Lorenzo. Entre sus éxitos incontestables se encuentra el cannolo -cañita frita rellena de queso ricotta-, las tartas de mousse y bizcocho -sobre todo la de maracuyá y chocolate: “no hay temporada para esta tarta, se vende siempre”-, y el panettone. “Hay gente que se presenta y me dice: me he hecho hora y media de coche para comprar un panettone. Ahí solo se puede decir: gracias”, celebra el pastelero.
Otro buen lugar en la ciudad donde merendar, desayunar, o comprar algún capricho para comer en casa es ‘Sémola’ (Marqués de Valladares, 24). Con una década de trayectoria, se trata de un lugar ya muy querido entre los vecinos de Vigo. “Confluyeron mi experiencia dentro de la pastelería con la de mi marido, que es diseñador”, explica Fanny Francos, co-propietaria junto a Jairo Bello de una marca que ya tiene, además de cuatro tiendas, una personalidad reconocible en la ciudad, una identidad que va más allá de sus dulces. La campaña Somos de Monte por la reforestación tras los incendios de 2017, es un ejemplo de cómo ‘Sémola’ no se puede entender sin su entorno, pero no por ello descuidan el foco de lo primigenio.
Sus brioches y la gama Receta Atlántica de inspiración tradicional gallega, con ilustraciones de Iván Erre, son dos de sus éxitos. Aunque, según cuentra Francos, en estas fechas lo que más triunfa es el pandoro. “Cada vez que alguien lo prueba se engancha, tiene un sabor super suave y adictivo”, explica sobre el protagonista de esta campaña de Navidad, firmada por primera vez por profesionales de fuera de Vigo, el estudio de diseño Perlita-Calvario, artífice de la imagen de otros Soletes, como ‘Hola Coffee' en Madrid.
Pero si la visita al templo de la Navidad te pilla a mediodía o al caer la tarde, también hay varios lugares donde beber bien y comer algo rico. Uno de ellos es ‘La Trastienda del Cuatro’ (Pablo Morillo, 4), donde Omar Fares pone su buen hacer y convence a base de ceviche de salmón con aguachile de manzana o croquetas de cecina y queso de cabra. Además de la sugerente carta y la interesante bodega, su local “plagado de recuerdos y guiños, como si de una vieja trastienda se tratase”, suma puntos por ser acogedor y actual, y estar muy bien ubicado. Caminando hacia el Castelo de San Sebastián, se encuentra ‘Taberna Eligio’ (Travesía da Aurora, 4) con su buen servicio y mejor tapeo entre el que destaca su pulpo o su pescado frito. “Taberna centenaria de Vigo desde 1920. Santuario de grandes pintores, xente das letras e ilustres bebedores", se puede leer en la placa colocada en la entrada del establecimiento.
Otro clásico en Vigo para comer bien y rápido es ‘Tapas Areal’ (México, 36). Destaca por su ambiente, informal y acogedor, y por su producto: embutidos, empanadas caseras de zamburiñas o espinacas con buey de mar. Basta con pasar un rato aquí para darse cuenta de que todavía quedan lugares donde se cuidan por igual el vino, la cocina, el precio y el trato. Y por seguir el camino de la solera viguesa, la siguiente parada podría ser ‘A Mina’ (San Vicente, 8). Abrió en 1953 como taberna y hace nueve años sus dueños la reconvirtieron en una vermutería actual, donde siempre hay risas. Un lugar que, dependiendo del día, llega a conjugar comidas reconfortantes de cocido al mediodía con tardes gamberras en las que “localizar a tu crush”. Además de buen vermut, siempre se ofrecen raciones para acompañar y cócteles para seguir la fiesta.
Si lo que pide el cuerpo es sentarse a comer tranquilamente, el centro de Vigo también cuenta con direcciones interesantes. ‘Harum Manis’ (Avenida Gregorio Espino, 15) se presenta como “posiblemente el mejor restaurante auténticamente indonesio en Galicia” y lo defiende tanto con su carta como con su menú del día a base de "nasi goreng (arroz frito), rendang (curry con leche de coco) o creps de mango y mascarpone". Así lo explica Andrés Carreras, que junto a su esposa Aprilia Ani Kristianti abrió este negocio a finales del verano pasado. “Poco a poco estamos añadiendo los productos de nuestra huerta, cultivados de forma orgánica, para mejorar la calidad de nuestros platos”, detallan también.
Más hacia lo fusión se inclina la cocina de ‘Malasangre Food & Club’ (República Argentina, 6): gyozas de choco de Redondela, canelón de gallo estofado o vieiras al pilpil son algunas de las creaciones del cocinero David Couñago. En un sala de interiorismo actual y festivo, rozando, en el buen sentido, lo fantasioso, se pueden tomar también arroces de premio, como el de vieiras y gambones o el de solomillo de vaca dry aged. Y para vivir el encanto de un bello atardecer sobre el mar en pleno invierno tras una comida de grupo, no hay mucho que pensar, el destino es ‘Albatros’ (Muelle Trasatlánticos. Interior Estación Marítima).
En los días protagonizados por la Navidad también pueden encajar especialmente bien un buena cocina de fast good. ‘La Pepita Burger’ (Oporto, 15) es una de las puntas de lanza de esta tipología en el entorno de Vigo. Santiago Salgueiro cuenta cómo se apostó por la hamburguesa premium hace 12 años y fue algo sorprendente: “fue una decisión para volver a Vigo después de mucho tiempo viviendo fuera”, explica el todavía gestor de los locales de ‘La Pepita’ en la provincia. A pesar de sus varios locales franquiciados por el norte peninsular, Salgueiro continúa llevando sus hamburgueserías como al principio y tiene clara su recomendación para quien se deje caer por allí. “La Rianxeira lleva queso San Simón y panceta crujiente, ingredientes muy gallegos, y la Sorrentina es más italiana, con rúcula, mozzarella fundida, tomate seco, orégano y cebolla crujiente”, detalla.
Quien quiera una comida rica y rápida más tradicional tiene que ir a ‘Melitón’ (Luis Taboada, 12) a probar el bocadillo de churrasco, que es de diez. El de cordero lechal prensado, salsa de yogur y berros o el de txuleta de vaca premium madurada 45 días con piquillo confitado y rúcula han sido algunas de sus creaciones más exitosas.