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Sentados en la plaza de Ramales, con un granita (granizado) de limón o un brioche gelato (brioche relleno de helado) de ‘Zúccaru’ (Vergara, 16) sientes que el verano en Madrid da una tregua. Con su un refrescante sabor de la casa por bandera (manzana, apio, limón y albahaca) y tras seis años de éxito, esta heladería sigue apostando por elaboraciones tradicionales de Sicilia tanto en sus helados como sus cafés y pasteles. A un paseo de menos de 20 minutos pero a un mundo de distancia, nos encontramos, en el barrio de Chueca, a los heladeros-científicos de ‘N2Lab’ (Gravina, 5): nubes de humo, una carta con forma de tabla periódica y batas y gafas por doquier. Aquí se comen helados hechos con nitrógeno líquido a -196º, y tienen más de 20 toppings disponibles para añadir.
Entre los Soletes de esta última edición, hay espacio también para los helados veganos: ‘Sani Sapori’ (Lavapiés, 31) y ‘Mamá Elba’ (Ruda, 15) son dos buenos ejemplos. En el primero tienen helados de leche de arroz de, entre otros sabores, crema de orujo; al segundo hay que ir si apetece un helado de fruta del baobab, o de nectarina. Y para los fans del queso, los Soletes de verano este año traen una recomendación que nos saca un poco del centro: ‘Napoli’ (Ciudad de Barcelona, 19), en el barrio de Pacífico, tiene helados de idiazábal o mascarpone.
De la capital viajamos a Alicante, uno de los destinos veraniegos por excelencia. En el centro de la ciudad, luce el Solete en la puerta de ‘Livanti Gelato di Sicilia’ (Muñoz, 6), un lugar donde se combina la esencia del gelato italiano con el alma mediterránea y donde hay espacio para una innovación que sabe a Maya (chocolate negro a la naranja y guindilla), Carruba (algarroba), o Rosa Rosae (sorbete de frambuesa y rosa). Si la tarde está más de horchata, hay que ir a ‘Horchatería Azul’ (Calderón de la Barca, 38). Merece la pena esperar un poco para probar su bebida de chufa: Mari Ángeles e Inma Sorribes la elaboran como hacía su abuela en 1930.
Dejamos el Levante para aterrizar en Andalucía, concretamente a la ciudad de Granada. Los sabores de ‘Fiordigelato’ (Acera del Casino, 3) van desde el plátano de Canarias al gofre, pasando por el de Special K; y la plaza que alberga ‘Via Lattea’ (Trinidad, 11) da un respiro al calor, con sus vegetación y su gran fuente de mármol. Dar un paseo por allí comiendo, por ejemplo, un helado de cereza amarena es un buen plan para cualquier tarde.
Los helados malagueños en esta edición de Soletes saben a barrio. En el distrito Carretera de Cádiz, 'Inma' (Moreti, 15) cuenta con medio siglo de historia y unos sabores que bien valen el paseo desde el centro. En Zahara de los Atunes, como en Madrid, también encontramos helados nitrogenados, en ‘Azoe Nitro’ (Duquesa de Media Sidonia, 18) y en Sevilla, la heladería ‘Bolas’ (Orfila, 1) ofrece desde el año pasado un helado solidario. Basado en uno de los recorridos principales de la Semana Santa sevillana y con la Asociación de Autismo de Sevilla como beneficiaria, el Carrera Oficial sabe a palodú, romero y naranja confitada.
La Ciudad Condal no se escapa de esta nueva entrega de heladerías con Solete y ‘Selvática’ (Martínez de la Rosa, 65), en el barrio de Gràcia, es el lugar al que hay que ir cuando apetecen sabores tropicales. El tamarindo, la lúcuma peruana y la papaya son algunos de sus hits, pero también preparan sorbete de piña y lulo o helado de queso con mermelada de guayaba. Prácticamente al otro de la ciudad, entre Sants y Collblanc encontramos otra heladería interesante, ‘Sant Croi’ (Bassegoda, 56), de Albert Roca ofrece, como ellos mismos dicen “Gelats de Campionat”: mango y té negro, yogur y fruta de la pasión, bourbon y almendra caramelizada…
Las islas también son también lugares muy deseado en estas fechas y cada uno de los archipiélagos tiene su heladería con Solete. ‘Sa Fabrica de Gelats’ (Plaça des Mercat, s/n) fue fundada en Sóller por alemán hace 30 años y para muchos, es la mejor de la isla de Mallorca. Sus helados son artesanales, sin aditivos y con leche natural. ‘Il Gelato dil Mercato’ (Paseo Dulce María Loinaz, 1) apuesta en Santa Cruz de Tenerife por unos sabores muy pegados a la naturaleza: pipas de girasol, sorbete de higo tuno o melón blanco y aguacate.
Hay quien en verano se sube al norte en cuanto puede y para ellos son estos nuevos Soletes dulces y refrescantes. ‘Ismael Sayalero’ (San Francisco, 35) es, además de una de las pastelerías más antiguas de la localidad guipuzcoana de Zarautz, una heladería regentada por tres hermanos perfecta para reponer fuerzas después de una jornada de surf. ‘Helada Madrina’ (Vía Norte, 4), se encuentra en el barrio vigués de Fátima y es todo fantasía: Minion, Jungly o freakshakes.
Zaragoza y Huesca demuestran en esta edición que en Aragón también se comen helados. En Zaragoza: ‘Fuoli’ (Delicias, 43) cumple un siglo de historia en la ciudad y prepara esos helados perfectos para pasear por la ciudad al caer la noche. En Huesca, en ‘Elarte’ (Caspe, 3) ofrecen todo tipo de helados artesanales: tradicionales, soft o postres helados. Además, tienen una terraza agradable en la Plaza de San Antonio.
Por último nos detenemos en las Castillas. En la conquense ‘Capri’ (Carretería, 32) se puede averiguar a qué sabe el helado de unicornio o el de nube pero también se puede volver con garantías a los sabores de siempre, como chocolate o turrón. ‘Francés’ (Gustavo Adolfo Bécquer, 9) en Almansa (Ciudad Real) llevan 90 años sirviendo helados artesanales a toda la zona. La leche es Gaza y los sabores, incontables. Castilla y León tiene en Candeleda (Ávila) su heladería con Solete de esta edición. 'Dolce Vita' (Plaza Castillo, 3) ofrece helados sin gluten y sin lactosa en este pintoresco pueblo del Valle del Tiétar, que también cuenta con unas de las mejores piscinas naturales de la zona. El plan está hecho.