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Una casa de comidas de las de toda la vida, con sus albóndigas de ternera con patatas fritas, sus lentejas estofadas, sus potajes, sus canelones caseros, y su flan de huevo de postre. Comer platos contundentes y de calidad por poco dinero entre los barrios madrileños de Justicia y Chueca es posible gracias a lugares como el 'Bogotá'. Regentado por Julio Núñez desde hace casi 20 años, y antes por su padre, Vitoriano, durante tres décadas, 'Bogotá' es un pase directo a las cocinas de nuestra infancia.
Siguiendo la línea de establecimientos veteranos: 'Los Naranjos'. José Vallejo y Aurora Roldán comenzaron la andadura en el Valle de Lecrín hace 33 años y ahora son sus hijos, José y Mar, los que siguen la estela. Roldán aún sigue llegando a media mañana cada día para supervisar los guisos y los arroces y accedió a compartir con Guía Repsol una de sus recetas estrella. Cuando el frío aprieta, un éxito perenne es el puchero de cardo e hinojo con habichuela blanca y pringá.
Esa barra con comedor en la que los pintxos suenan a teloneros de un menú del día memorable. En la Parte Vieja de Donosti se puede comer un buen potaje de legumbres, un estofado de verduras -cardo y acelgas, por ejemplo-, o una carne guisada con patatas fritas a un precio moderado, en un comedor tranquilo y sin pretensiones. Además de cuchara, mítica comida de diario: macarrones con tomate, escalope empanado, natillas con galleta María. Txema Martín, experiodista, regenta esta joya para locales junto a sus tres hermanos.
Adela Alonso lleva 20 años al frente de la casa homónimo, apostando por mujeres en su plantilla y por una cocina tradicional fundamentada en los guisos y los pescados del Cantábrico. Pote asturiano, fabada, lentejas y garbanzos son los fundamentales de un menú del día que cambia cada día pero se mantiene todas las semanas. Un lugar en el que hay que parar sí o sí para entrar en calor tras una jornada de visita por el paisaje protegido de las Cuencas Mineras, seguramente te encuentres a varios locales.
Una casa de comidas "ni más ni menos, una casa de comidas gallega, de las de toda la vida". Así se describen en 'A Noiesa', un lugar entrañable en el centro de Santiago de Compostela. Aquí se pueden pedir fabes de Lourenzà guisadas con pulpo y almejas, o con morro de cerdo y boletus; crema de mariscos, mejillones y picastostes... Pero también arroces, tostas y carnes de la zona. Y junto con tu plato contundente, no olvides pedirte empanada: pollo con manzanas, merluza con berberechos... ¡cada día la hacen de una cosa!
Comer en el restaurante más antiguo de Cataluña ya es un lujo en sí mismo, pero si encima te sirven escudella -sopa típica catalana, con carne y pasta-, sopa de marisco o jarrete de ternera con níscalos, la experiencia se vuelve inolvidable para el viajero. También conviene pedir canelones "los de siempre" y bacalao a la llauna -con pimentón y judías-, y de postre, pastel de queso y frambuesas. Una parada perfecta durante la visita de rigor por el Gótico, o una comida entre amigos de la zona en la que la sorpresa por no haber ido antes será una constante.