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No nos fiemos de las apariencias, no nos dejemos engañar por la primera impresión; pensemos y descubramos en qué condiciones mecánicas se encuentra, si ha tenido algún percance importante o si sufre de defectos graves. Será la única forma de que no nos den gato por liebre.
Para comprobar que el coche no ha tenido ningún percance importante y que no tiene la carrocería desplazada es necesario mirar tanto por delante como por detrás para observar que el capó como el maletero, tienen la separación adecuada en ambos lados. En caso que esto no sea así es necesario saber si el coche ha sufrido algún accidente o reparación reciente. El hecho de que la carrocería no esté bien alineada puede significar a medio/largo plazo que tanto el capó como el maletero no encajen bien al cerrar haga ruido al circular.
Los neumáticos son otro elemento que nos puede dar pistas de problemas más graves que el propio estado de los mismos. Por norma general, deben tener un desgaste igual tanto en el interior como en la parte exterior del neumático puesto que si fuera irregular podría indicarnos que el coche tiene alguna anomalía de alineación o dirección.
Los elementos comunes del interior del vehículo, volante, salpicadero, pedales así como el asiento del conductor pueden dar pistas, no ya solo del adecuado mantenimiento y el cuidado con que el anterior propietario ha realizado del vehículo, sino también ayudar a certificar que la antigüedad se acerca a lo que el vendedor asegura. Hay asientos que están más desgastados que otros debido a que el usuario era corpulento, pero es importante de todos modos, observar detenidamente si el uso del asiento va acorde a los años y kilómetros que marca el coche. En cuanto al volante, los perfumes, las manos resecas o el sudor, suelen acelerar su desgaste prematuro aunque si no es exagerado también nos está indicando que ha tenido mejor trato a la hora de su conducción.
El salpicadero, al ser en su mayoría de plástico, nos dará pistas sobre si el coche ha “dormido” en garaje o aparcado en plena calle. De ser así, y de sufrir las inclemencias del tiempo durante años, resultará estar más dañado y ajado por lo que el resto del vehículo también se habrá visto afectado por la humedad, la lluvia, la nieve el sol o el hielo. Asimismo, hay que revisar si los pedales están desgastados, el correcto deslizamiento de los cinturones, el anclaje ante posibles accidentes y las posibles quemaduras, manchas o desperfectos en el tapizado interior.
Tras la revisión exterior toca realizar las pruebas necesarias para conocer cuál es el estado general de la mecánica del coche. Por tanto, lo primero que deberemos hacer será arrancar en frío el motor y dejarlo al ralentí. Si está en perfecto estado no se producirán oscilaciones y las revoluciones se mantendrán constantes. Si el vehículo que estamos probando incorpora turbo, habrá que acelerar para comprobar que no se produce un silbido muy exagerado.
Para comprobar el estado del embrague no habrá más que, con el freno de mano puesto, meter tercera y acelerar hasta el punto de llegar a calar el coche. Si el embrague no patina, señal de que está en mal estado, el motor del coche mostrará la fuerza necesaria para comenzar la marcha. Además de probar que todas las marchas entran sin ningún problema aprovechar para ver si el motor empuja acorde a la potencia y sin tirones.
Analizar la dirección, los frenos, la suspensión y la amortiguación. También la frenada, que debe ser simétrica y el coche no irse hacia ningún lado cuando se frena de forma más o menos brusca. Para comprobar el estado de los discos basta pasar el dedo por la parte que hace contacto con la pastilla y comprobar que están lisos y sin hendiduras. Por último, alcanzar una velocidad de 120 kilómetros por hora y asegurarse de que no existen vibraciones ni ruidos; si lo hace puede ser debido al mal estado de los rodamientos.
En cuanto a la suspensión es necesario hacer comprobaciones para certificar su buen estado. Para saber si están en buen estado es suficiente presionar cada una de las esquinas del coche y comprobar que no haya ruidos extraños y que la carrocería vuelve a su posición original sin ningún rebote.
Antes de adquirir un vehículo, de firmar el traspaso y hacer el pago, es obligatorio realizar una serie de comprobaciones en relación a la documentación del coche. Lo primero y más importante es verificar que el vendedor esté al corriente de pagos del impuesto de circulación, la ITV y que no tenga pendiente el pago de multas o estar bajo embargo. Todo ello se puede consultar con facilidad en la Dirección General de Tráfico.
Hechas estas comprobaciones, mirar que la ficha técnica esté correcta y que la información que se recoge en ella, lugar de fabricación del coche, aspectos técnicos del motor, cilindrada, potencia, medidas y carga máxima del coche, sean las correctas. También podremos verificar si el vehículo ha pasado todas las ITV sin defectos y si los kilómetros concuerdan con la información de venta, si procede de particular o de alquiler y si tiene las homologaciones correspondientes.
Con todo ello en regla y el acuerdo verbal de la compraventa del vehículo, recordar que el vendedor tiene 10 días para comunicar la transmisión del vehículo y el comprador la obligación de hacer la transferencia en un plazo máximo de 30 días.