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Los cafés de gatos, con mininos para acariciar, son un clásico en Japón, un fenómeno que nació en Taiwán y se extendió rápidamente a otros países. Ya sea debido a la prohibición de tener animales en apartamentos o por los supuestos beneficios para la salud que tiene acariciarlos, la buena noticia es que este tipo de negocio ya es una realidad en nuestras fronteras. Este concepto de "animalocio" comenzó en Madrid, con La Gatoteca y ahora le ha tocado el turno a Barcelona, con su primer Espai de gats, ubicado en el barrio de Gracia.
Más que encerrados, los gatos que aquí habitan campan a sus anchas. Rascadores, rincones, agujeros, escondites, bebederos, cajas, camitas elevadas, juguetes tipo caña de pescar pero con animalejos de tela en vez de anzuelos... Es un lugar pensado y diseñado para ofrecer a los micifuces el máximo confort, diversión y compañía. Porque no son gatos cualquiera. Se trata de gatos abandonados que han sido desparasitados, vacunados, "microchipeados" y esterilizados... que están listos para su adopción.
Lejos de encontrar un menú sobre la mesa lo primero que hallaremos serán las fichas de identidad de los mininos. En ellas se detalla el nombre, las preferencias y las características de la personalidad de cada ejemplar. Cuando entre cliente y morrongo surge la química es que se puede, si así lo desea la persona, plantear su adopción. Para ello, será necesario el visto bueno del personal del club que se asegurará de que la nueva familia y la mascota encajen perfectamente.
Cada nueva adopción es un triunfo para sus fundadoras, Eva González y Tereza Reindlova, ambas plenamente implicadas en la mejora de los derechos de los animales. En su facebook publican, entre otros artículos, cada futura adopción para que los clientes habituales puedan pasar a despedirse de sus amigos de cuatro patas o conocer a los nuevos participantes. Las familias adoptivas pueden dar seguimiento del gato acogido, colgando vídeos y anécdotas de la adaptación a su nuevo hogar. De esta forma, los amigos y fans del gato adoptado podrán seguir en contacto y desearle lo mejor en su nueva andadura.
'Espai de gats' es un club sin ánimo de lucro en el que los usuarios pagan en función del tiempo que permanecen y lo que consumen. Básicamente pueden ser bebidas y pequeños tentempiés. También disponen de libros y wiffi para entregarse a la lectura al son del ronroneo de sus felices acompañantes. Charlas, cursos, merchandising y todo lo que tenga que ver con los gatos (excepto los pelos que brillan por su ausencia) tiene cabida en estos 80 metros cuadrados muy bien aprovechados y mejor cuidados.
Como ya dijo Víctor Hugo, "Dios hizo al gato para poder ofrecer al hombre el placer de acariciar un tigre". No sé si sobre esta máxima o sobre la que descansan los estudios publicados por la revista Computers in Human behavior de Jessica Gall Myrick sobre los beneficios emocionales de pasar horas viendo vídeos de gatitos, pero lo cierto es que esta iniciativa está dando visibilidad a un problema que trae cola en nuestro país: el abandono de animales. En 2014 España ocupó el vergonzoso primer puesto y, según la fundación Affinity, en la actualidad se abandona un animal cada cuatro minutos.
Hablando de visibilidad, también podemos comentar que el lugar, diseñado con una gran cristalera que da a la calle, muestra sin tapujos lo que ahí acontece. Si estás buscando intimidad o pasar desapercibido quizás no sea la mejor opción. Pero para los que, como los gatos, se mueran de curiosidad por conocer o apoyar este peculiar espacio, apunta bien la dirección: calle Terol 29 de Barcelona.
Eso sí, se recomienda reservar día y hora. Suelen tener el aforo completo.
Espai DeGats Cat Café - Carrer de Terol, 29, Barcelona. catcafe@espaidegats.com