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Ruta con perro por la Casa de Campo de Madrid

Con mascota por la Casa de Campo de Madrid

La senda botánica de la que tu perro se hará fan

13/12/2024 –

Actualizado: 04/10/2023

Fotografía: Alfredo Cáliz

Hay veces en las que se necesita cambiar el bullicio de la gran ciudad por la tranquilidad de la naturaleza. Y un buen sitio para hacerlo acompañado de tu mascota en Madrid es la Casa de Campo. Recorrer la Senda Botánica del pulmón verde madrileño supone desconectar de lo cotidiano en un entorno único.
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La Casa de Campo es el espacio verde público más grande de Madrid (tiene 1535.52 hectáreas) y fue declarado Bien de Interés Cultural en 2010. Este enorme parque urbano e histórico cuenta con una importante masa forestal y con un variado ecosistema animal que va desde las aves (herrerillos, mirlos, carpinteros, estorninos, jilgueros, palomas…), hasta los reptiles (lagartijas, culebras, salamanquesas…), pasando por mamíferos (conejos, liebres, topos…).

Ruta con perro por la Casa de Campo de Madrid
El itinerario es fácil de seguir ya que el camino está provisto de carteles.

Sí, la Casa de Campo es un espacio increíble que merece la pena descubrir sobre todo, si somos amantes de dar largos paseos con nuestro perro. El punto de partida es el Lago, como suele ser habitual entre los madrileños a la hora de quedar para visitar la Casa Campo. Como el espacio es tan grande, lo mejor es pararse delante del mapa para ver dónde decidimos dar nuestro paseo. Y la Senda Botánica es la elegida.

Ruta con perro por la Casa de Campo de Madrid
En la senda encuentras gente haciendo todo tipo de deporte.

Se trata de un camino de unos cuatro kilómetros de longitud que discurre entre las proximidades de El Lago y el puente de la Culebra (obra del arquitecto madrileño Pedro de Ribera construido en 1723) siguiendo el curso del arroyo Meaques. Lo que primero llama la atención es el olor… como un estimulante ‘ambientador’ que ofrecen el romero, la lavanda o el tomillo que hay por el camino.

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Los merenderos ofrecen una parada para descansar.

Emprendemos la marcha hacia el Paseo de los Castaños, un camino que recibe este nombre a partir de 1933, donde plátanos y castaños de indias dan sombra a los visitantes. Cada dos pasos vas encontrando deportistas: desde runners hasta aficionados a la marcha nórdica y, como no, ciclistas entrenándose a fondo.

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El impresionante Pinar de las Siete Hermanas con unos ejemplares de más de 25 metros de altura.

El itinerario es fácil de seguir ya que el camino está provisto de carteles de dos tipos diferentes: por un lado, fichas ante alguna de las múltiples especies vegetales y otro, carteles temáticos que van indicando los distintos puntos de la ruta. Dentro del Bosque del Ruiseñor, pasamos por su Glorieta, un espacio circular con bancos de piedra donde antiguamente estaba la Fuente del Pequeño Tritón y que ahora luce en el Parque de El Retiro.

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Las mascotas disfrutan en los prados del parque.

Tomamos el Paseo de los Plátanos y llegamos al impresionante Pinar de las Siete Hermanas con unos ejemplares de más de 25 metros de altura. El pino piñonero es un árbol longevo que puede vivir entre cuatro y cinco mil años por lo que las cortezas de estos gigantes podrían contar muchos episodios de la historia de la capital.

‘Celebrities’ con ramas

En la Casa de Campo existen 18 Árboles Singulares que han sido catalogados como tal en función de su aspecto, altura, diámetro de copa, perímetro de tronco o antigüedad. Algunos de ellos, como el Fresno del Ahorcado (un imponente ejemplar) o la encina del Trillo, se encuentran ubicados en la Senda Botánica y señalados apropiadamente.

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El bosque te engulle durante el paseo.

Aunque hay otros ejemplares arbóreos interesantes y hermosos como el sauce llorón, el cedro del Himalaya, el roble o la acacia. Los arbustos tampoco se quedan atrás en importancia y belleza, como la zarzamora, el boj, el ciruelo de Pissard (con un llamativo fruto de color rojo), la mejorana, la retama de olor o el junco churrero, apostado en las orillas del arroyo, muy apreciado por los churreros del Madrid de antaño que venían aquí a hacerse con las fibras necesarias para atar sus docenas de churros.

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Momento para refrescarse.
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En el camino hay multitud de fuentes.

Siguiendo por la senda que discurre paralela al arroyo, a la altura del Parque Zoológico, nos encontramos a Kiwi, un cruce de pastor belga precioso. Su dueño nos cuenta que le trae a la Casa de Campo todos los días y nos aconseja que sigamos la Senda porque es una maravilla. Y así hacemos. hay que señalar que, a lo largo de todo trayecto, hay fuentes -algunas funcionan, otras no- para beber.

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Haciendo amigos...

Algunas de ellas destacan por su importancia histórica, como la Fuente de la Plaza de las Siete Hermanas, que data de 1936; la Fuente de los Neveros, construida en 1933 durante la II República; la Fuente del Batán, levantada en la década de los 80 del pasado siglo; o la del Zarzón, de 1898, que aún conserva parte de la obra del arquitecto José Pérez Sanjuán.

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El Estanque Chico.
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Seguimos adentrándonos en la naturaleza...

Caminamos por la zona conocida como El Zarzón. Aquí, una pequeña presa remansa las aguas del arroyo Mearques creando el llamado ‘Estanque chico’, rodeado de zarzas y espesa vegetación. Como empieza a anochecer decidimos darnos media vuelta. Para los perros que van sueltos es mejor llevar en el collar una luz intermitente o algo reflectante porque en la oscuridad del parque es complicado verlos.

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El Lago, inicio y fin de la senda.

Según van cayendo los rayos de sol desandamos lo andado hasta llegar al Lago de la Casa de Campo donde las bulliciosas terrazas han encendido las luces de sus terrazas. Volvemos a casa cansados pero satisfechos y con la idea de volver a repetir esta interesante excursión entrada otra estación, en pleno invierno quizás, porque cada una de ellas, tiene su encanto.

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Al anochecer, las terrazas se animan.

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