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Marbella es bien como destino mundial a nivel turístico y Puerto Banús es uno de esos lugares por los que resulta imprescindible pasear si se visita la ciudad pero, al margen de sus tiendas de lujo y sus restaurantes, hay una actividad que mucha gente desconoce: es el punto de partida de algunos barcos que ofrecen la posibilidad de pasar unas horas pescando.
Con los niños entusiasmados por empezar, nos embarcamos en el Red Tide, el barco de pesca de Pedro Antonio Moral, que lleva dedicándose a esto desde el año 2001. El que fuera primer director de explotación del teleférico de Benalmádena decidió durante unas vacaciones no volver a la oficina y hacer de su afición, un modo de vida.
De familia de pescadores, reconoce mientras suelta el amarre que su trabajo actual es un lujo y que en su nueva oficina disfruta de días soleados en los que el mar está como un plato. "Todo un privilegio", admite mientras comenta entre risas que sus amigos le dicen: "No job, no job", refiriéndose a que lo que hace no podría considerarse ni siquiera trabajo.
En el barco pueden ir hasta 5 o 6 niños a la vez y otros tantos adultos hasta un máximo de diez personas. Después de navegar durante unos kilómetros, paran y echan el ancla. "Estamos frente a Puerto Banús a una profundidad de unos 28 metros y con un fondo de roca", explica Pedro. "Marbella tiene unos fondos muy buenos y tenemos la suerte de que siempre hay pescado. Son peces pequeñitos y se pueden utilizar equipos más ligeros, perfectos para que ellos mismos puedan darle vueltas al carrete".
Para esta ocasión se utiliza de cebo el calamar: los tentáculos y el cuerpo. "Es un buen cebo porque es duro y no se desprende fácilmente del anzuelo, al ser blanco llama la atención de los peces y por otro lado, es un cebo de aquí y a los peces normalmente van a comer algo que conocen".
Se ponen dos anzuelos en una misma caña y un peso para que el hilo caiga hasta el fondo. Ahora ya solo es cuestión de esperar. Hay que mirar a la punta de la caña para ver cuándo se mueve y, entonces, coger carrete rápidamente. A veces los peces se escapan pero no tardamos en conseguir nuestro primer trofeo: "He pescado un tiburón", grita mi hijo contento mientras saca un fargo de unos 12 centímetros que sale del agua entre vítores de alegría."Es una experiencia inolvidable porque para ellos suele ser la primera vez y con el primer pescado que sacan, se hacen la foto y se la enseñan a los amigos, en el colegio, a los familiares".
Con cinco cañas en el agua, no tardan en volver a picar. "¡A ver si puedes solo, a ver! Le cuesta trabajo, ¿eh? Eso es porque es un pescado grande. ¿Qué has desayunado esta mañana? ¿Leche? Entonces tú puedes solo", anima Pedro mientras el niño da vueltas al carrete. Esta vez sale un besugo un poco más grande que es recibido con la misma emoción.
Gracias al microclima de Marbella, esta actividad se puede realizar durante todo el año. La temporada alta va de mayo a septiembre y la mayoría de clientes son familias o amigos que buscan pasar un buen día de pesca disfrutando del sol y el mar. El precio: 400 euros por dos horas.
Pero el Red Tide también tiene todo tipo de modalidades de pesca dependiendo de la temporada del año y de los intereses de cada uno. "El cliente muy aficionado o profesional busca una captura importante y no le importa salir de madrugada", asegura Pedro. "Por ejemplo, cuando vamos al estrecho de Gibraltar salimos a las 4 de la mañana para estar al amanecer en el canal. Ahí se pesca exclusivamente atún y solo hay una época muy cortita del año en que se puede hacer. Este año han sido 13 días, del 16 de junio al 29 de junio. La temporada de pesca de atún siempre empieza en la misma fecha pero cada año termina cuando el gobierno entiende que se ha capturado todo el cupo nacional".
En las dos horas que estamos en alta mar los peces no dejan de picar y acabamos nuestra primera experiencia pesquera con un total de 12 peces. Cifra que nos hace sentir casi como pequeños profesionales. Tenemos baquetas o serranos, que es como un mero chiquitito que no crece más. Pero además hemos cogido besugos, chopas, fargos y hasta una dorada.
Cada familia se lleva luego su pescado a casa y hoy comemos gracias a los niños. La pregunta general es cuándo repetimos, algo que, como nos confirma Pedro, suele ser habitual. "Tenemos padres que me llaman diciendo que el niño tiene colgada la foto en su habitación y que, cada vez que la ve, le dice: el próximo año vamos otra vez".