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Fiestas y tradiciones

La Paloma, la verbena más castiza

Actualizado: 03/02/2016

¿Dónde vas con mantón de manila? ¿Dónde vas con vestido chiné? A lucirme y a ver la verbena, y a meterme en la cama después… Así empieza uno de los chotis más famosos de Madrid y es imposible no canturrearlo mientras paseamos por las calles del barrio de La Latina durante la celebración de la verbena de La Paloma, la fiesta más castiza de la capital. Cada 15 de agosto, chulapos y chulapas salen a pasear su arte por la que es, sin duda, una de las fiestas populares con más tradición de España.
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Bomberos descolgando la imagen de la virgen de La Paloma. / Cedida por: Ayuntamiento de Madrid.
Bomberos descolgando la imagen de la virgen de La Paloma. Foto cedida por: Ayuntamiento de Madrid.

Una curiosa procesión da el pistoletazo de salida a las fiestas. El lienzo de la Paloma se coloca en una carroza adornada con claveles de colores y es llevada a hombros por los bomberos de la ciudad. El recorrido es prácticamente igual todos los años, pasando por algunos de los rincones más famosos del barrio de la Latina, como la calle Toledo, la plaza de la Cebada o la Basílica de San Francisco el Grande. La procesión tiene algo distinto al resto de las que se celebran en España, no sólo porque son los bomberos los encargados de descolgar y transportar la imagen sino porque aquí los chulapos madrileños compiten en desparpajo por regalar a la virgen los piropos más originales y divertidos.

Una fiesta muy chula

Precisamente uno de los grandes atractivos de la verbena es ver las calles del centro de Madrid repletas de chulapos y chulapas luciendo con arte sus mejores galas. Para ellos, camisa blanca almidoná, pantalón gris de rallas, chaleco a cuadros, pañuelo blanco al cuello, gorra de medio lado y zapatos negros de charol. Para ellas, vestidos largos ceñidos, pañuelos con clavel en la cabeza y, por supuesto, mantón de Manila. Verles bailando uno de los famosos chotis a ritmo de organillo es sin duda una de las imágenes más castizas que podemos llevarnos de Madrid. Nos resultará casi imposible frenar las ganas de juntar los pies y bailar al ritmo de Pichi, ese chulo que castiga…

Baile de chotis en las fiestas de La Paloma. / Cedida por: Ayuntamiento de Madrid.
Baile de chotis en las fiestas de La Paloma. Foto cedida por: Ayuntamiento de Madrid.

La modernización de la verbena

El baile no es la única tradición que conserva la verbena de La Paloma. Todavía hoy en día, los vecinos suelen invitar a limoná, sangría y vermú, para combatir el calor veraniego, mientras en todo el barrio puede degustarse la gastronomía típica de Madrid: gallinejas, callos, bocadillos de calamares y, de postre, barquillos y churros para endulzar. La fiesta, además, se ha ampliado y modernizado en los últimos años con propuestas que se salen de la tradición castiza pero que añaden atractivo a la celebración. Ahora la programación incluye también conciertos con los grupos de moda, charangas, concursos literarios, propuestas teatrales e incluso rutas de tapas.

Balcón de un edificio durante las fiestas de La Paloma.
Balcón de un edificio durante las fiestas de La Paloma.

El origen de la fiesta

La historia de esta fiesta se remonta a finales del siglo XVIII cuando unos niños encuentran el lienzo de la virgen de la Soledad en un viejo corralón. Una devota madrileña les compra el cuadro y decide exponerlo en su casa particular, en la calle de La Paloma. Tal es la devoción que el vecindario muestra por el lienzo que la virgen finalmente acaba conociéndose por el nombre de la virgen de La Paloma. La popularidad de la imagen hizo que pronto tuviera que trasladarse a una pequeña ermita y, finalmente, en 1912 se construyera la iglesia de La Paloma, donde se ha mantenido el lienzo hasta nuestros días. Lo que empezó siendo una salve la noche del 14 de agosto y una misa el día 15, se ha convertido con el paso de los años en toda una semana de celebraciones en honor a la virgen y a la tradición castiza de Madrid. Si visitamos la ciudad durante estos días, sumergirnos en las fiestas de la Paloma es sin duda la mejor forma de conocer y vivir la cultura y tradición madrileña.