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Además de ser conocido por su famosa Noche de las Velas, donde todo el pueblo se alumbra con velas, en Pedraza, que conserva intacta su esencia medieval, hay también un castillo con una misteriosa historia de amor y venganza. Se cuenta que Elvira y Roberto, enamorados de la zona, fueron asesinados por los celos del señor del castillo, que estaba enamorado de Elvira. En la actualidad, quienes duermen en el castillo, que actualmente pertenece a la red de Paradores de Turismo, aseguran haber visto a dos figuras misteriosas caminando por los pasillos y que llevan una aureola de fuego sobre sus cabezas.
Son varias las leyendas, sobre todo de ovnis que tienen a Tenerife como protagonista. Las más enigmáticas sin embargo son las de la cueva del barranco de Badajoz, en Güimar y la de la pirámide de la misma localidad. Según una antigua leyenda, a finales del siglo XIX una niña fue a pasear al barranco y entró en una cueva en la cual estuvo charlando con un extraño ser.
Al regresar a su casa, sus amigos y familiares eran ancianos mientras ella permanecía exactamente igual. También se cierne una leyenda sobre una pirámide que se encuentra en el mismo lugar, parecida a las egipcias aunque bastante más pequeña y que, a pesar de haber sido estudiada y contar con varias teorías, aún hoy es un misterio. ¿Será cierto que la isla canaria ha recibido en varias ocasiones la visita de seres de otros mundos?
Desde esta imponente fortaleza se obtiene la mejor panorámica de la ciudad alicantina y el mar Mediterráneo. Además de su famosa “cara del moro”, una gigantesca roca que se asimila a la cara de un hombre, el castillo encierra otra historia trágica de amor. Al parecer, cuando estas tierras las dominaban los musulmanes, habitaba en el castillo un califa con una hermosa hija. Ésta tenía dos pretendientes. Uno de ellos prometió abrir una ruta comercial con Oriente para traerle sedas y especias. El otro, un joven de familia noble, quería conquistarla abriendo una acequia que trajera agua a la ciudad.
La princesa se enamoró día a día de este último pero su padre quería que fuese el hombre que partió a las Indias quien la desposase. El joven entonces enloqueció y se tiró por un barranco. Allí mismo la tierra se abrió de manera milagrosa haciendo brotar el agua de la montaña, llenando la actual presa de Tibi. Sumida en la tristeza, la bella novia también se lanzó al vacío desde lo que se conoce como Salto de la Reina Mora.
La realidad es que esta cueva es la actual sacristía de la iglesia de San Cebrián, en Salamanca. Son muchas las historias que se ciernen a su alrededor. Se ha llegado a decir que es la entrada a un laberinto subterráneo que conecta toda la ciudad e incluso es citada en obras de Cervantes o Calderón de la Barca.
Cuenta la leyenda que en esa cueva el diablo impartía clases de esoterismo. A esas clases asistían siete alumnos que estudiaban durante siete años cada vez. Tras concluir con los estudios uno de ellos era elegido por sorteo para quedarse al servicio del diablo como pago por sus lecciones. Uno de esos alumnos elegidos fue el marqués de Villena, quien huyó de dicha macabra costumbre con la mala suerte que durante su huída perdió la sombra, lo que le marcó a ojos de todos los habitantes como seguidor de Satanás.
La capital conquense está repleta de misterios. De hecho, ésta es una de las ciudades en las que es posible realizar una visita guiada nocturna para conocer algunas de esas leyendas. Una de las más extendidas es la de la Cruz del Diablo. Según los habitantes del lugar, un muchacho bastante bravucón y conocido por ser un juerguista conoció a una hermosa chica. Su afán de conquistarla para demostrar su fama de galán, hizo que finalmente lograse su objetivo de quedar con ella. La cita fue durante una fría noche de tormenta. Un rayo cayó muy cerca alumbrando lo que en vez de ser las bellas piernas de la dama eran unas pezuñas. El muchacho huyó corriendo horrorizado y llegó hasta el convento de los Descalzos, donde aún se puede ver la cruz a la que se agarró fuertemente pidiendo ayuda divina para que no se le llevara el diablo. Aún hoy puede verse sobre la cruz la huella de su mano.
La capital cuenta con numerosos edificios encantados y con historias de lo más variopintas. Como la del palacio de Linares, situado en plena plaza de Cibeles. Al parecer, el escándalo sobre el romance entre los marqueses de Linares, que se dice eran hermanos por parte de padre, tuvo como fruto una hija a la que emparedaron en el propio palacio para evitar habladurías. Según la leyenda, el espíritu de la niña recorre los salones cantando canciones infantiles y llamando a sus padres. Con fantasmas o no, este emblemático edificio de la capital, de estilo neobarroco, es espectacular.
No es de extrañar que un pueblo con arraigada tradición marinera cuente con numerosas historias sobre piratas. Precisamente el barrio de pescadores, Cambaral, lleva el nombre de un famoso pirata que atemorizaba a los habitantes de los pueblos que saqueaba hasta que llegó a esta villa asturiana. Allí fue apresado y malherido. Una hermosa joven del lugar fue encargada de curar sus heridas durante su cautiverio. Se enamoraron y decidieron fugarse pero encontraron la muerte de manos del padre de ella, quien en plena huida les cortó a ambos la cabeza. La leyenda narra cómo ambos permanecieron abrazados mientras sus cabezas rodaron hasta el mar. En el lugar construyeron el que hoy se conoce como el puente del beso y quienes acuden allí por la noche aseguran escuchar palabras de los amantes que provienen del fondo del mar.