Tres rutas moteras por Huesca
El Sobrarbe: un viaje entre dólmenes, pueblos medievales y marionetas
200 Kms
3 horas
1 paradas
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200 Kms
3 horas
1 paradas
Si fueran tres los elementos que destacar en esta ruta por el norte de Huesca sin duda serían la roca con la que están hechos sus monumentos y pueblos, el agua que erosionó los más profundos barrancos y que decora en forma de nieve las cumbres de los Pirineos, y los vinos de la parte más al sur, donde la denominación de origen Somontano reúne piedra y agua en el delicioso elixir del que todos disfrutamos. Y es que rodar por el Sobrarbe es un gusto para todos los sentidos, con rutas para todo tipo de motos y motoristas, salpicado de cultura que desde la prehistoria ya dejó huellas en sus piedras.
Comenzamos la ruta tomando como centro neurálgico Boltaña, a pocos kilómetros de la famosa Aínsa, capital económica de esta parte del Pirineo oscense. Desde un impresionante y antiguo monasterio de piedra a los pies del río, ahora transformado en un hotel con spa, salimos rumbo al oeste.
La ruta discurre durante unos kilómetros por la A-2205 con tramos que cada vez se van revirando más y más, subiendo desde el valle y con las cumbres nevadas a nuestra derecha. En la misma A-2205, entre Alquézar y Huerta de Vero, sobre el río Vero, nos topamos con el puente romano de la Albarda o Campanachal que se alza a 10,5 metros. Un cartel muestra la forma en la que fue restaurado. Muy interesante para hacer una breve parada.
Lo bueno de esta zona del Sobrarbe es que dispone de un microclima debido a la proximidad de los altos picos, que retienen el mal tiempo y propician unos grados más en esta parte de la región. Seguimos atravesando la Sierra de Guara donde podemos detenernos para visitar los dólmenes, cuevas o pinturas rupestres que dejaron aquellos primeros pobladores de estas tierras.
El camino continúa hasta la ciudad histórica de Alquézar, a la que llegamos circulando entre las paredes de los barrancos que el río Vero, paciente, lijó siglo tras siglo. Sobre estas piedras se alza un castillo, el de Santa María la Mayor,que vigila desde su imponente altura el conjunto histórico artístico de esta ciudad medieval. Pese a que se disuade al visitante de circular por su interior, podemos recorrer sus empinadas y empedradas calles con nuestras monturas, buscando alguno de los aparcamientos que hay cerca del centro.
Si el hambre aprieta, la opción es bien sencilla: 'Casa Gervasio'. Este lugar, cerca de la plaza, es un comedor de dos alturas y una terraza en la que se sirve únicamente un menú de más de siete platos a precio fijo. Personalmente me pareció una barbaridad para retomar el camino y conducir la moto, pero sobre la capacidad de nuestros estómagos…
En Alquézar no te puedes perder las vistas de la Colegiata o la sierra que lo rodean, tomando algo en cualquiera de las numerosas terrazas que hay en la vía principal de entrada al pueblo, como 'La Marmita de Guara'. Y con la tripa llena y después de haber dado un paseo por las estrechas calles de la ciudad empedrada, cruzado el arco de entrada o disfrutado de sus vistas a la Colegiata, nos subimos a nuestra moto para continuar nuestra ruta por la A-1232 hacia el sur y visitar las viñas del Somontano, una denominación de origen donde existen varias bodegas entre las que se encuentra Lalanne. Es la más antigua de todas y en la que trabajan ya tres generaciones de esta familia de origen francés que hace más de 100 años se afincó en esta parte del Somontano, mejorando sus vides y la manera de hacer el vino, introduciendo nuevas uvas y obteniendo de sus tierras un caldo muy particular y de alta calidad. Es recomendable conocer la bodega, con una visita con cata que cuesta 5 euros.
Desde el Somontano retomamos el camino para subir por la A-2208 por una revirada carretera hasta Naval, donde podemos continuar por esta hasta Abizanda o girar a la derecha por la A-2210 hasta El Grado, para por la A-138 bordear los pantanos de El Grado y Mediano, por una carretera en línea recta y de subida. Una breve parada en el pueblo de Abizanda nos permitirá conocer otro de los hoteles perfectos para esta ruta, donde además podemos comer: 'La Demba'. Este lugar conserva la antigua casa de labradores de la finca. Además, en el mismo pueblo existe una casa de títeres con un museo mundial de este tipo de marionetas.
Continuamos rumbo al norte para parar de nuevo si nos apetece en Samitier, donde visitar su castillo y el estrecho de Entremon, camino no apto para personas con vértigo. Si te sientes cansado, a pocos kilómetros encontramos el Monasterio de Boltaña, donde esta vez, nos daremos el gusto de probar su spa y relajarnos, terminamos la jornada con una cena en su restaurante.
Pero si no nos convencen las marionetas, ni el vino o el vértigo nos puede, podemos tomar otra alternativa en Alquézar dirección Barbastro por la N-123/123a. En esta carretera tomaremos el desvío hacia Graus por la Puebla de Castro hacia el Alto de San Roque. Al llegar a Graus cruzamos su Plaza Mayor, declarada de Interés Cultural.
Desde esta conocida localidad hacia Panillo (donde existe un centro budista), por el Valle de la Fueva encontraremos la fortaleza del Muro de Roda y desde allí a la Villa Medieval de Aínsa. Desde aquí estamos a seis kilómetros de nuestro hotel en Boltaña, listos para regresar y descansar.
El segundo día podemos hacer una ruta diferente hacia el norte: desde Boltaña por la N-260 hasta Aínsa donde tomaremos la A-138 dirección Francia. Esta ruta nos permite disfrutar de paisajes y cumbres nevadas, pasando por el cañón de Añisclo y el Monte Perdido, rozando en todo momento el Parque Nacional de Ordesa. La ruta de las ermitas de Tella nos hace mirar con más precaución la carretera, ya que en estos lares es posible ver osos. Llegados a Bielsa podemos visitar su museo de la Bolsa o acercarnos a ver el Valle de Pineta, que comparte entrada con el Parque Nacional. Merece la pena desviarse hasta llegar a estas poblaciones cargadas de historia y belleza hecha piedra.
Si te animas, puedes hacer algo mucho más aventurero; llegar hasta Plan desde donde sale una pequeña pista cementada que no está en los mapas. Por esa pista se llega hasta Benasque y desde allí en dirección norte otra pequeña carretera rodeada de montaña y prados verdes te deja en su tramo final muy cerca de la frontera con Francia en el Hospital de Benasque, un hotel con restaurante y balneario en medio de la naturaleza. Este es el antiguo camino Real hacia la vecina Francia, que queda a pocos kilómetros del hotel. Para regresar, regresa por donde has venido hasta Benasque y desde allí hasta Boltaña.
PARA VISITAR:
Parque Nacional de Ordesa.
Pueblo medieval de Aínsa o Alquézar.
Cientos de ermitas, parque Faunístico de Lacuniacha, pinturas rupestres y arte de la prehistoria.
La bodega con más solera del Somontano: Lalanne
NO TE PUEDES PERDER:
Dar un paseo y visitar el castillo de Samitier, pasar dos horas en alguno de los hoteles spa
DÓNDE DORMIR:
La oferta hotelera es muy grande en esta región, pero recomiendo el 'Hotel Monasterio de Boltaña', ubicado en un monasterio de piedra del Siglo XVII a 6 km de la localidad de Aínsa.
En Alquézar, 'Hotel Santa María de Alquézar'.
Para no oír mas ruidos que los que regala la montaña, el 'Hotel Llanos del Hospital', al norte de Bielsa.
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