ruta en moto por los pueblos negros
Ruta en moto por los pueblos negros
166 Kms
4 horas
3 paradas
- 41.0750;-3.3266
- 41.0798;-3.3898
- 41.0207;-3.3443
166 Kms
4 horas
3 paradas
Ponemos a punto nuestra moto para descubrir una ruta desconocida, llena de belleza y de pueblos que casi caen en el olvido. El recorrido se puede hacer en ambas direcciones y con buenos accesos desde Guadalajara por la A-2 o desde Madrid por la A-1. Está de paso si vienes desde Segovia por la N-111. Además, si eres amante de salir de "lo negro" puedes desviarte desde la presa del Vado por un camino abierto al tráfico del Canal de Isabel II y rodar hasta Campillo de Ranas por pista, o viceversa.
Yo he comenzado a rodar desde La Pinilla, una estación de esquí a 40 minutos de Madrid a la que se accede desde la A-1 desviándote por la N-11 dirección Cerezo de Arriba. Ahí he tomado un desayuno energético frente a las pistas de esquí, muy animadas desde la primavera por las pruebas de descanso de bicicleta. Desde la estación bajamos curveando hasta Riaza, donde se puede dar un paseo por su plaza porticada con vistas a la Sierra de Ayllón.
Desde este pueblo segoviano tomamos rumbo noreste por la carretera que sube hacia el puerto de la Quesera, pasando cerca del diminuto Riofrío de Riaza que está colgado en un pequeño cerro. Dejando a la derecha el embalse, siempre de aguas cristalinas, subir este pequeño puerto que es una delicia además de descubrir uno de los secretos mejor guardados entre los robledales: un ecosistema único que merece la pena visitar en otoño, cuando los colores son aún más intensos: el Hayedo de la Pedrosa.
Continuando el ascenso por esta estrecha carretera llegamos hasta la cima del puerto, desde donde obtenemos unas vistas impresionantes de ambas regiones, Segovia y Guadalajara. Estamos justo en el límite, entre ambas está el Puerto de la Quesera.
Parece increíble que de un lado a otro de la montaña cambie tanto el tipo de árbol: este lado está poblado de pinos y la carretera está aún menos transitada. Debemos ir con cuidado, corzos y jabalíes campan a sus anchas y es muy probable que nos crucemos con alguno. Gracias a que esta carretera se usa para carreras ciclistas y que hace poco tiempo pasó la Vuelta, el asfalto está arreglado, no tiene los agujeros de los que presumía hace unos años y a las zarzas aún no les ha dado tiempo a invadir toda la calzada.
Bajando, curva a curva y oliendo a pino, dejamos atrás la civilización, entrando en una zona bastante despoblada. Dicen que es una de las menos pobladas de España, incluso menos que algunas zonas de los Pirineos… Entre los pequeños valles y sobre elevadas colinas podemos distinguir, no sin esfuerzo, los pueblos que le dan nombre a esta ruta y que se mimetizan perfectamente con el medio.
Son pequeñas poblaciones que hace años estuvieron abandonadas y que poco a poco se han ido llenando de vida al ir restaurando sus casas de pizarra negra.Tomar un almuerzo nada más entrar en Majaelrayo es una maravilla. Bajo el Pico Ocejón, justo antes de meternos en medio de la población, hay un pequeño bar a la derecha, con una terraza perfecta para dejar las motos frente a nosotros. No podemos marcharnos de aquí sin probar las migas del pastor, el chorizo o cualquier tipo de carne hecho en la brasa.
Y ya con la tripa llena, volvemos a retomar el camino. Desde Campillo de Ranas dirección a Corralejo, disfrutando de bosques de robles y pinos, se pasa por uno de los puertos más olvidados de nuestra geografía y llamado por los pocos que lo conocemos "La Muralla China". Se trata de un puerto que enlaza los pueblos negros de Guadalajara de los que venimos con la Sierra Pobre de Madrid. Este puerto serpentea entre las orillas del cañón del Jaramilla. Pese a que el firme es de cemento estriado y sus curvas están en una vertiginosa pendiente, es una gozada pasarlo, con cuidado por los desprendimientos de la laja de pizarra (aunque para la moto siempre hay espacio entre las piedras caídas). Y es tras este puerto continuamos por la GU-186 hasta Tamajón.
Si eliges el plan B es porque te gusta "lo marrón", entonces desde Roblelacasa por la GU-194 te desvías en un camino que sale a la izquierda. Vas a aparecer en una pista amplia con un firme duro con gravilla que invita a circular muy despacio, disfrutando del silencio y los pinos. Verás que hay frutales en las orillas, cargados de cerezas en el verano, helechos gigantes y pueblos escondidos sin salida, pero con unas fuentes para beber agua cristalina, como en Matallana. Siguiendo hacia la izquierda la pista llegarás hasta la presa del Vado, saliendo (o entrando) en una carretera de servicio del Canal de Isabel II, para continuar por el túnel hacia La Mierla (GU-189).
De cualquiera de las dos maneras, ya sea de ida o de vuelta, esta parte de Guadalajara que linda con Segovia y Madrid es una de las rutas menos transitadas y más bellas en cuanto a paisajes. Hacerla una vez en la vida no está de más. Y siempre acompañado con el buen yantar que tanto nos gusta. ¡Disfrutadla!
PARA VISITAR: Riaza, La Pinilla, el Hayedo de la Pedrosa, Pico Ocejón, Presa del Vado
NO TE PUEDES PERDER: comer unas Migas del Pastor en Majaelrayo, visitar el pueblo Negro en plena reconstrucción de La Vereda (si vas por pista).
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