Establecimientos gastrónomicos más buscados
Lugares de interés más visitados
Lo sentimos, no hay resultados para tu búsqueda. ¡Prueba otra vez!
Empezó siendo una niña en Cuéntame y ahí la hemos visto crecer y desarrollar su faceta artística. Elena Rivera, que aspira a envejecer sobre un escenario, confiesa que, junto a los viajes y la gastronomía, su gran pasión son las paellas de su padre y su ciudad, Zaragoza, de la que se muestra una feliz y acérrima embajadora. Ahora está a punto de estrenar La Verdad (Mediaset), donde comparte reparto entre otros con Lydia Bosh y Jon Kortajarena. La ficción se ha rodado hace unos meses en Santander, lo que le ha permitido conocer una ciudad que le ha "enamorado".
Me cuesta ponerme a cocinar. Me da pereza el arrancar y luego, si me centro, lo hago bien... pero no encuentro muchos momentos. Prefiero disfrutar de que otros cocinen y yo comer. Es mi mejor momento del día, cuando me siento en la mesa sin pensar en nada más. Me queda mucho para llegar al nivel de mi padre, que hace las mejores paellas del mundo y es mi plato favorito. Podría hasta poner un restaurante con ellas.
En Zaragoza hay que ir, por supuesto, a la Basílica del Pilar. Hay que hacerle una visita fijo, porque es un sitio mítico. Hay también que ir a ver la Seo, que mucha gente no la conoce y merece mucho la pena. Es una catedral preciosa y está cerca, también en la misma plaza.
Para cenar allí, os recomiendo el restaurante 'El Cachirulo' (ctra de Logroño km. 1,5), que es muy famoso y tiene todas las comidas típicas de Aragón. Yo voy en ocasiones especiales: reuniones familiares, comidas de empresa y celebraciones. Nunca defrauda y está en un edificio con una arquitectura muy singular. Yo, el típico sábado que quiero salir a cenar con amigos, voy a uno que está por la zona del Actur, que se llama restaurante 'El Allar' (c/ Poetisa María Zambrano, 21). Es genial y tiene una gran carta con pescados y carnes ricas, risotto, huevos rotos..., con precios asequibles. Cuando vienen familiares o amigos intentamos que lo prueben en algún momento de su viaje. Son platos muy bien hechos y bien presentados.
Pero lo que sí es delito es pasar por Zaragoza y no ir a 'El Calamar Bravo' (c/ Cinco de Marzo, 14). Es un bar de los de toda la vida, es impresionante. Yo pensaba que eran más míticos los de Madrid pero los calamares de este sitio lo son aún más. Son bocadillos de calamares con una salsa brava especial. Tienen el punto justo de picante que les da un sabor único y el pan es estilo bollo; está riquísimo. Me trae muchos recuerdos porque voy desde siempre. Antes estaba en un bar chiquitito y ahora cerca del Paseo de Independencia.
Me encanta viajar. Soy un poco culo inquieto, y cuando pasa tiempo y veo que por trabajo puedo, me gusta conocer sitios nuevos. En mi maleta lo prioritario es el neceser. Soy bastante maniática para eso, porque llevo esas cuatro cosas esenciales que no puedo sustituir con nada que haya en los hoteles.
Mi último viajecito ha sido a Toledo. Es una ciudad muy rica culturalmente. Había momentos en los que íbamos paseando por la calle y parecía que estábamos en otra época. Me gustó muchísimo porque me gusta patear las ciudades y Toledo se presta muy bien a ello. Además, cenamos de lujo en 'Los Cuatro Tiempos' (c/ Sixto Ramón Parro, 5), un sitio muy tranquilo y acogedor cerca de la catedral. Luego me enteré de que es uno de los de toda la vida. Pedí un pescado en hojaldre con relleno de verduras que aún recuerdo. Me quedé a dormir en el hotel 'Alfonso VI', frente al Alcázar. Despiertas con unas vistas preciosas a la ciudad y al Valle, al estar ubicado en el casco antiguo; tiene mucho encanto.
Gracias a esta serie conocí Santander y no sé cómo no había ido antes por allí. Acabé enamorada de la ciudad. Es muy tranquila y la gente, que de primeras parece seria, enseguida te acoge como uno más de la familia. Es una ciudad preciosa y me encantaron sus acantilados, como el de Matalenia. Tiene mucha mezcla de paisajes verdes con algunas calas que me fascinaron.
En La Verdad, a diferencia de Cuéntame u otros trabajos que ruedas en Madrid, el equipo hicimos más piña al terminar los rodajes y nos reuníamos siempre en el bar-restaurante 'Costa 43' (c/ Joaquín Costa, 43), en la zona del Sardinero. Era el punto de encuentro, tanto del equipo artístico como del técnico, y allí nos veíamos todos sin necesidad de mandarnos un whatsapp para quedar. Es un sitio chiquitito, pero el encanto que tiene es la gente que trabaja allí y la dueña. Desde que llegamos, un día que hacía mucho frío y parecía eso la ciudad fantasma, nos metimos y nos dieron de cenar. Aunque fuera tarde nos daban la carta y nos dejaban pedir todo lo que quisiéramos. Luego la comida la preparaban increíblemente bien. Disfrutábamos mucho los platos típicos, como las rabas o los calamares encebollados. El pescado estaba de lujo y ponían unas salsas especiales que nos hacían chuparnos los dedos.
Para perderme del mundo, sin duda, elegiría un sitio como Lanzarote. Lo conocí de la mano de Jon Kortajarena, con el que hice muy buenas migas durante el rodaje de la serie. Hicimos una escapada a Bilbao, donde hizo de perfecto anfitrión, y también a Lanzarote. Allí me llevó al Risco de Famara. Comimos en una terraza a pie de playa, escuchando el mar y es algo que nadie debe perderse. Me enseñó también la playa de La Graciosa, donde parece que estás en el Caribe con su agua cristalina.
En mi barrio, Delicias, he descubierto 'La Herrería' (c/ Bolívar, 24), un sitio al que voy con frecuencia. Está genial para tomarte unas cañas con unos pinchos o tapear en un ambiente extraordinario. Otra opción es 'Perrachica' (c/ Eloy Gonzalo, 10), cuya carta tiene un rollo desenfadado, muy completa, y con una barra para disfrutar más tiempo de copas y cócteles.