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Pocos días antes de que partiera hacia Los Cayos Cochinos (Honduras), donde se encuentra ya para presentar el existoso reality de Telecinco, la presentadora asturiana reconocía que en esta ocasión había sido previsora y tenía más que lista la maleta, con unas deportivas y la máquina de café como los indispensables para esta aventura. A sus 32 años, Álvarez no ha dejado de cumplir sueños profesionales y en cuanto su trabajo en televisión o su faceta de empresaria se lo permiten, escapa con una mochila porque cada viaje le "cambia la vida".
Tengo muchísima ilusión, como cada año pero algunos nervios cuando pienso que voy a dejar de ver a mi familia y a la gente que quiero durante más de tres meses. Este año he sido previsora y me he organizado, que siempre me pilla el toro, y no soporto las despedidas.
Honduras no es como otros viajes, porque allí voy a trabajar y me quedo un tiempo, por eso nunca me voy sin una máquina de café Nespresso. Me la llevo todos los años para ponerme en funcionamiento, y es lo primero que he metido. Pero en todas mis maletas no faltan unas deportivas, porque me gustan los viajes de mochila y patear, que es como realmente se conocen los sitios. Para mí, cada viaje te permite crecer y te cambia la vida.
La tortilla de patata de mi madre, que me vuelve loca, y sus muslitos de pollo también. Solo conozco un sitio donde hacen una tortilla parecida, la sidrería 'El Cruce', en Pontica (pueblo del concejo de Gijón), que está también exquisita. Me gusta mucho ir allí, porque además es un sitio con muchísimo encanto, una cabaña de madera, y un gran merendero. Mi referente gastronómico es mi madre, no he encontrado a nadie que tenga mejor mano que ella con la cocina. Ya le he dicho que si montáramos un negocio nos forrábamos, pero no quiere.
Es verdad que procuro cuidarme pero he cambiado mucho en los últimos meses mi alimentación, porque antes, como tenía poco tiempo, tiraba mucho de platos precocinados y pedía mucho a domicilio. Desde hace un tiempo me he dado cuenta de que cocinando un poco más como mejor y, en apenas quince minutos, puedo hacer muchos platos ricos y sanos. Cuando cocino se me dan muy bien los acompañantes de la pasta: por ejemplo, para la rellena con calabaza, en la salsa metí taquitos de jamón, tomate triturado y dátiles con anacardos. ¡Para chuparse los dedos!
En 'El Ochenta', en Majadahonda (Madrid), tiene la mejor burrata que he probado en mi vida y mientras te lo digo estoy salivando pensando en ella... En ese mismo sitio está la mejor tarta de queso del mundo, es increíble. En realidad todo está muy bueno allí, cuando voy sé que es con todas las consecuencias.
Hay un restaurante que se llama 'El Planeta' (Tránsito de las Ballenas, 4), con vistas al puerto. Allí se come un pescado exquisito, al horno o a la plancha, y de muy buena calidad. Está en la zona de Cimadevilla, en la parte antigua de Gijón, que merece la pena recorrer. Toda esa zona tiene muchos sitios de los de toda la vida, para ir a tomar sidras, y con muchísimo ambiente sobre todo en verano. Me encanta también una mítica, 'El Lavaderu' (Plaza Periodista Arturo Arias, 1), que tiene un montón de platos típicos.
Hay que pasear también por la plaza de Pelayo, donde hay muchos bares para picar, como 'El Palacio', uno de mis clásicos. Mi sitio favorito allí es 'Vesubio' (c/ Muelle de Oriente, 2), de comida italiana. Me pierde el pisto de berenjena que hacen, es de los mejores que he tomado en mi vida; también procuro pedir las pizzas, que son muy finitas, al horno de piedra y están deliciosas, sobre todo la de la casa, la Vesuvio, con setas y gambas. De postre hay que pedir el tiramisú, que está de muerte.
Cerca de Oviedo hay un balneario natural con termas que se llama 'Las Caldas Villa Termal' (Lugar las Caldas, s/n) y aparte de que la gente allí es fantástica, la localización es espectacular. Está en medio de un bosque con un río y tiene un mirador precioso. Merece la pena acercarse en el típico fin de semana de descanso, ponerse las deportivas y recorrer todo aquello, a pie o en bici. Es el último sitio en España que he descubierto y he llegado a pensar que estaba en un cuento de hadas.
Además cocinan un detox muy especial. Tienen un cocinero buenísimo y la última vez que estuve me hizo mucha gracia porque me dijo que me iba hacer una fabes que no engordaban y aunque pensé que era imposible, me explicó cómo lo hacía con sucedáneos y productos ecológicos y no tenía nada que envidiar al plato tradicional. Saben exactamente igual. Han conseguido recrear el sabor, pero sin un gramo de grasa.
En España tengo que confesar que veraneo poco. Me voy unos días a Gijón, donde tengo mi playa de San Lorenzo, y luego salgo al extranjero. Pero cuando era más jovencita veraneaba en Almuñécar con mi abuela y tengo muy buenos recuerdos, porque hay muy buen ambiente, es económico y se come increíblemente bien. Tengo cariño a la zona de Los Bajos de Almuñécar donde había varios bares donde por la tarde ponían tapas y la rosca típica de allí... y luego por la noche se convertían en discotecas para salir a bailar.
El tramo de Madrid a Asturias, por la carretera de A Coruña, me encanta hacerlo con el coche. Caldas de Luna, pasando por León y en la frontera con Asturias, es una de mis paradas obligatorias. El paisaje es un espectáculo con un gran embalse, montañas... tiene un mirador para quedarte un ratito y estirar las piernas. En la zona paso siempre por el mesón 'Casa Quico', pasando el Puerto de Pajares, que hace unos bocadillos de lomo con queso o chorizo impresionantes. De camino a Asturias también suelo parar en 'El Jardín de Toledo' (c/ Álvaro López Núñez, 35) en León. Tiene unos pinchos de tortilla muy buenos y también me gustan sus patatas alioli.
Hay un sitio obligatorio aquí en el centro de Madrid, 'El Macera' (c/ de San Mateo, 21). Ellos maceran su propio alcohol y tienen unos cócteles que son impresionantes. Es original y está muy chulo decorado. Es un buen lugar para reuniones de amigos o arreglar el mundo.
En cuanto llegue voy a Gijón a ver a mi familia, nos cogemos el coche y nos vamos al pueblecito de Quintes y allí directamente al restaurante 'Casa Koty' (Lugar Capellania, 14). Es un caserón que pone un solo menú en la mesa, de platos caseros de la zona como fabes con almejas, cachopo y arroz con leche. A este restaurante hay que ir con un pantalón holgado para comer a gusto, porque las raciones son abundantes. Está muy cerca de Argüero, que es otro pueblo que tiene sitios muy agradables e interesantes para visitar.