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La luz como leitmotiv centra su tercer álbum de estudio, Diferentes tipos de luz, esa que tinta la rutina y el viaje de tardes magentas y amaneceres brillantes, que tal vez sea la misma que se filtra en aquellos destinos que le han dejado huella.
Pues soy muy repetitivo, pero para mí el lugar de desconexión absoluta y para perderse, como su nombre indica, es Monte Perdido en Ordesa, el Pirineo aragonés. Es perfecto para estar absolutamente en otra onda, para perder la cobertura y saber que cualquier camino me va a llevar a otro sitio encantador.
Un hotel que me encantó, sobre todo por la ubicación y la ciudad en la que estaba, por la comida y por el trato fue el 'NH Collection San Sebastián Aránzazu', en Donostia. Tiene un restaurante que se llama 'Kukuarri' fantástico. Fue un viaje en coche, desde Barcelona pasando por el Prepirineo y volviendo por Biarritz. Se sumaron muchas cosas que hicieron que la experiencia fuera de las que quedan en el recuerdo.
¡Todo! Es una ciudad que arquitectónicamente resulta tan bonita, mires donde mires, que parece mentira. Además, se junta con ese punto de naturaleza que tienes al lado si te mueves, esos paisajes alrededor y ese sur de Francia con el que conecta.
A mí me gustan mucho las islas Baleares y siempre intento ir a Menorca. Un lugar paradisíaco, que tiene mucho encanto y en el que cualquier playa es una súper playa. Las islas Canarias también son maravillosas pero como puedes ir también en otras épocas del año…
La playa de Cavallería, en la que la gente se unta de barro. Tiene un atardecer muy especial, con el reflejo del sol en el agua y un punto bohemio o hippie mágico.
Sí, sí. Ojalá muchos de los viajes que he hecho en avión hubiese podido hacerlos en coche, pero imposible. Los que suelo hacer siempre parten de Barcelona. Y cuando voy en dirección a Montpellier y sus alrededores, o paso por el Pirineo para llegar al País Vasco, me encanta. Hasta Galicia tiene que ser también un viaje muy chulo aunque me queda ya un poco lejos.
Más en casa. Tampoco soy un tipo que vaya a dibujar a los sitios, en plan paisajístico. Sí que es verdad que, a veces, en verano, me gusta mucho ir al monte por la zona de Huesca y dibujar sin mucha preocupación, en un lugar que sea muy tranquilo.
Elisa, la autora, y yo nos conocimos en una entrevista. Me comentó que me iba a hacer unas preguntas 'culinarias' que solía hacer a los músicos, para un libro que estaba preparando. No sé si me lo propuso ella o se lo propuse yo pero, al final, surgió lo de la portada. Me hacía mucha ilusión porque nunca había dibujado alimentos y me pareció muy divertido imitar la técnica del collage dibujándolos con un punto simpático y dándoles una ondulación. Los amigos y conocidos que publican libros, a veces, me piden con mucha timidez si les ilustro la portada. Por favor, estoy deseando hacerlas.
La pizza es una cosa que me apasiona y he llegado a viajar a Italia, por ejemplo a Turín, con la idea de buscar una pizza que diga: "¡Buah! ¡Esta es de 10!" Pero hace un tiempo que he dejado de comer carne. He tomado esa decisión que no sé cuánto durará. La verdad es que para la gente que no come carne, Barcelona, con toda su oferta gastronómica, es una de las ciudades más veggie de Europa. Cuando nos volvamos a ver podré darte más direcciones o te contaré que he vuelto a la hamburguesa porque no podía más sin ella.
El Raval es un barrio chulo para salir. Puedes callejear, ir de un sitio a otro… A mí siempre me ha gustado mucho la calle Joaquim Costa, que cruza de arriba a abajo el barrio, porque es una calle en la que ves de todo y donde todo tipo de personas se juntan, conviven y se divierten.
También, con un punto más tranquilo y más adulto, está muy en boga toda la zona cerca de Sant Antoni, cerca del Paral·lel, por el carrer Blai. Está muy bien para estar distraído.
Madrid también me encanta porque es una ciudad que vayas donde vayas hay vida en la calle. Estamos llevando este espíritu a Barcelona. Y otro lugar, que nombro en el libro Bares Indiespensables es 'El Velódromo' (Carrer de Muntaner, 213) porque puedes comer o tomar algo a cualquier hora y siempre tiene buen ambiente. Más para la tarde, en el Eixample hay un sitio de batidos y de meriendas que es de gula y se llama 'OMA Bistró' (Carrer del Consell de Cent, 227).
Sot del Migdia, en Montjuic, ahí vi mi primer concierto y aprendí a patinar con skate.
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