En ruta con Nancho Novo

"Viviría en un hotel como el Palau dels Osset, en Forcall"

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Actualizado: 10/05/2017

Le pillamos en un descanso de rodaje porque este actor de cine, teatro y televisión (y músico a tiempo parcial) no para quieto. Intérprete que ha convertido 'El Cavernícola' en uno de los monólogos más duraderos y exitosos de la capital española confiesa que, si por él fuera, viviría en un hotel. Nunca ha encontrado restaurante igual a uno que conoció por casualidad en Tenerife y se autodefine, con un punto de orgullo, como "cibernícola".

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Nancho Novo (A Coruña, 1958) resulta difícil de etiquetar. Empezó en el cine de la mano de Julio Medem con La ardilla roja y Tierra, pero antes de eso estudió cinco años de Medicina, ejerció de payaso, tocó la guitarra en el metro y recorrió Madrid de bar en bar. Comedias y dramas iban alternándose en su filmografía pero nunca se alejó mucho de los escenarios. Porque Novo también ha escrito y dirigido obras de teatro, ha grabado discos con su banda, Los castigados sin postre, y ha publicado varios libros.

¿Hay algo que no haya hecho Nancho Novo? En los últimos años, después de siete temporadas consecutivas defendiendo el monólogo de El Cavernícola (que va a por la octava en el teatro Arlequín) ha encontrado de nuevo su lugar en la televisión con papeles protagonistas y secundarios en Amar es para siempre, El Ministerio del Tiempo, Web Therapy, Cuéntame, Sé quién eres… y lo que le echen.

Se declara “patológicamente tímido” y, sin embargo, sabe conectar con el público y con dueños de restaurantes como el de 'Construcciones Marrero', un exluchador de lucha canaria que tiene un insólito local en el que vende materiales de construcción pero también sirve comida típica de Canarias y vino casero.

¿Volverías a dormir en el camping de 'La ardilla roja' o eres más de hotel? ¿Alguno que recuerdes con especial cariño?

Soy un gran amante de los hoteles, viviría en un hotel, no te digo más. Recuerdo con mucho cariño un pequeño hotelito llamado Palau dels Osset, en Forcall (Castellón).

¿Sueles preparar mucho los viajes o eres más de improvisar?

Más bien de improvisar. Eso me hace perder bastante tiempo, la verdad.

¿Cuáles son tus restaurantes favoritos, esos a los que vuelves siempre que puedes?

Tengo tantos que no cabrían aquí. Pero nunca me pierdo, cuando voy por Tenerife, un lugar llamado Construcciones Marrero, cerca de Tacoronte. Lo más sorprendente que he visto en mi vida. Y se come de lujo, platos autóctonos y caseros.

¿Qué bares marcaron tu juventud?

Mi bar de toda la vida no tiene nombre, pero todos lo conocen como El Negro. Está en Ventura de la Vega, en Madrid.

¿Qué es lo más cavernícola que has hecho estando de rodaje o de gira?

Pues precisamente El Cavernícola. Por lo demás soy más bien cibernícola.

¿Qué es lo que no puede faltar en tu maleta cuando estás de rodaje o de gira?

Libros y música. Algo de muda también meto, claro.

¿Tienes morriña de tu tierra?

Morriña no, en cuanto a que no la echo de menos para vivir. Estoy muy arraigado en Madrid. Pero sí me invade algo muy especial cuando vuelvo a ella.

Siempre me ha llamado la atención el nombre de tu banda, Los castigados sin postre. ¿A ti te castigaban mucho sin postre? ¿Cuál te recuerda más a la infancia?

Mucho, porque comía mal. Y si no comías no había postre. Mi favorito era el arroz con leche de mi madre. Espectacular.

¿Con qué compañero de profesión te harías una ruta gastronómica y cuál sería tu destino ideal para esa 'road movie'?

Me iría con mi amigo Jauma, iluminador, entre otros, de La Fura y dejaríamos que la ruleta decidiese. ¡Se come tan bien en tantos sitios!