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Por separado, Arizona Baby y Los Coronas eran dos piezas fundamentales del panorama de la música independiente española, cada uno con su peculiar estilo pero unidos por una ética del trabajo y un genuino espíritu rockanrolero. Pero desde que se juntaron en la gira Dos bandas y un destino se han convertido en inseparables, un combo capaz de evolucionar hacia nuevos sonidos con una Nueva dimensión vital, como se titula su último disco, en el que cantan en castellano por primera vez.
Hablamos con su carismático cantante y compositor, el vallisoletano Javier Vielba, un tipo a una barba pegado que se autodefine como "más que melómano, melófago", para quien la música es una religión y el mundo de hoy un acertijo sin aparente solución. Las próximas paradas de su gira pasarán por Madrid (2 de febrero, La Riviera), Villava (3 de febrero, Sala Totem), Bilbao (4 de febrero, Fever), Barcelona (14 de febrero, Festival Milleni), Albacete (18 de febrero, TBC) y Santander (19 de febrero, Escenario Santander).
Vamos en dos furgonetas, una desde Valladolid, con la sección Arizona Baby, en la que vamos el señor Marrón, yo y nuestro video-artista, que hace visuales en vivo, y generalmente un ayudante para el escenario, el merchandising, etc. Y desde Madrid va otra furgo con Los Coronas y el técnico de sonido. Son dos cacharros llenos de trastos y de personas que nos encontramos en el lugar de destino. Llevamos amplificadores, batería, guitarras, pedaleras, vinilos…
Los Coronas son muy estoicos y prácticamente ni comen, salen justísimos de casa para llegar a donde sea sin parar siquiera para mear, y se mantienen en pie a base de frutos secos, plátanos y manzanas. Son unos espartanos del rock. Van ahí todos apretados, muchas veces durmiendo porque a lo mejor han tenido lío la noche antes… Es gente que también está en Sex Museum y en otros proyectos, Fernando Pardo también pincha por ahí como DJ, David Krahe es gerente de La Vía Láctea… Además, son padres de familia y tienen que conjugar todo esto de alguna manera, muchas veces quitándole horas al sueño. A nosotros nos gusta ir con más tiempo, más cómodos y más tranquilos.
Como estamos todo el día por ahí vigilamos mucho el comer bien, comida casera siempre que podemos. Huimos de todo tipo de cadenas, es algo que tenemos totalmente boicoteado por muchas razones. Nos gusta parar en bares y restaurantes de verdad, me gusta el pequeño comercio y estoy muy concienciado con eso. En carretera nos gusta parar en sitios que ofrecen comida casera, con un trato familiar, ambiente agradable, guiso del día, segundo y postre, con cuchara, cuchillo y tenedor. Nos gusta la gente que es espontánea y natural, que te pregunta, "¿ah, que sois de un grupo, chavales? ¿Y a dónde vais?". No nos gusta hacer cola con una bandeja de plástico en un comedor en el que no sabes muy bien si estás en un reformatorio o en la cárcel. Tampoco nos gustan los sitios excesivamente caros, porque los músicos tenemos que mirar la pela, cada vez más si queremos sobrevivir.
Nos gusta tener tiempo suficiente para desviarnos de la autopista si es necesario con tal de entrar en algún pueblito y comer tranquilos. Depende de adónde vayamos tenemos calculados algunos sitios en los que nos gusta parar. Uno de los que más nos gustan es el 'Leo' en Albacete, un sitio en el que se come muy bien y lo lleva una gente encantadora. También nos encantan el 'Os Tigres' en La Coruña y el 'Islas Canarias' de Valencia. No sé si es que tenemos buen ojo, o es que hay muy buen nivel de hostelería en nuestro país, pero hasta ahora, toco madera, no hemos tenido ninguna intoxicación, en el 90 por ciento de los casos hemos comido muy bien y nos hemos sentido muy bien tratados. Hay que hacer una alabanza a la hostelería española porque en general la gente se lo curra y así da gusto.
Somos los Labordeta del rock, hemos estado por todo el país. Gracias al grupo conozco España a fondo. Al final voy a decir cosas obvias, pero es que es imposible no decir lo preciosas que son Salamanca o Granada, por poner dos ejemplos. Si vas a tocar a Córdoba en el mes en el que todos los patios están llenos de flores, pues flipas. Galicia es casi nuestra segunda casa, hemos tocado muchísimo allí y tenemos muchos seguidores que siempre nos han tratado con enorme cariño. También es cierto que, cuanto más viajo, más valoro mi ciudad, Valladolid. Tiene un encanto especial, y creo que sus habitantes merecemos mejor fama de la que a veces se nos adjudica. En la provincia hay zonas increíbles que ni siquiera yo conocía hasta hace poco, como Castronuño, un pueblo precioso por el que pasa el Duero y tiene una reserva de aves.
Lo malo de viajar tanto es que son muchas horas en la furgo y acabas con el culo-carpeta. Pero bueno, eso nos sirve también para escuchar mucha música, de todo tipo, y para hacer mucha terapia de grupo. No me refiero a que tengamos problemas, sino a que los evitamos precisamente porque tenemos mucha comunicación. Lo peor es que vives con el miedo de tener un accidente, es un problema que está siempre ahí, como una sombra que planea sobre nosotros. Pero bueno, al final haces callo. Entre Corizonas, Arizona Baby y yo con El Meister, la verdad es que llevamos de gira continua, un poco como el Never Ending Tour de Bob Dylan, desde el año 2006.
No tengo buena memoria para estas cosas. Y curiosamente sí me acuerdo de cosas que no tienen sentido práctico alguno, como quién es el productor de aquel single del 84 de los Meat Puppets. De vez en cuando ves animales salvajes y esos encuentros son siempre especiales. Aprovecho para romper una lanza en favor del lobo ibérico, que es mi bandera. Y ya que estamos, también quiero reivindicar los bares y las tiendas de discos, que son los sitios a los que más voy. ¡Vivan los lobos, los bares y las tiendas de discos!
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